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Eugenia de las Rivas Campo: “Cuando después de los pequeños cambios se ven los resultados”

Eugenia de las Rivas Campo ha estado trabajando como voluntaria en nuestra delegación en Filipinas. Ya nos ha contado parte de su experiencia en estos posts: “Nuestro trabajo en Filipinas: algas y verduras como medios de vida ante las catástrofes naturales” y “Cambiar para empezar a ver pequeños cambios”. Hoy nos sigue contando qué aprendió.

Tras y como os comenté en mi último post, una vez confirmamos que la elección de esta cooperativa era la mejor, y que su equipo estaba implicado, nos centramos en mejorar los procesos más básicos de su organización.

La principal actividad económica de la cooperativa es la consolidación de verduras que, en su momento se hacía dos veces por semana: lunes y jueves (¡y que se hace tres veces por semana a día de hoy!). Esta actividad consiste en que los productores de verduras vienen con su cosecha, se la venden a la cooperativa, ésta les paga al contado y se la vende al mercado a través de un intermediario.

La principal actividad económica de la cooperativa es la consolidación de verduras

Pues bien, esta operación necesitaba muchas mejoras para poder conseguir un buen resultado: cómo se organizan esos agricultores en la producción de verduras; qué es mejor producir según la época y según el resto de miembros; si puede la cooperativa llegar directamente al mercado o necesita intermediarios, o ambos; cómo contabiliza las transacciones económicas; qué beneficios genera y qué ofrece al agricultor y al mercado.

Todas estas cosas son imposibles de solucionar a la vez, con lo que comenzamos por las cosas más básicas. Necesitábamos tener clara la contabilidad y transparencia de operaciones de las transacciones. Cosas tan simples como contabilizar en un cuaderno qué miembros han venido, cuántos kilos de verduras han traído y qué se les ha pagado, eran fundamentales.

Estas transacciones realizadas de forma transparente facilitaban que tuvieran un mayor control sobre lo que estaba pasando día a día. Y mejorando esto, surgían ideas e incluso cambios de estructura que beneficiarían al proyecto: como quién sería la persona idónea para encargarse de la consolidación, quién supervisaría su trabajo, quiénes serían los intermediarios, qué servicios se podían ofrecer al agricultor…

Hasta ese momento habíamos conseguido mejorar la organización y funciones de los miembros de la dirección. También teníamos claros los beneficios económicos y habíamos conseguido mejorar la principal actividad económica de la organización, la consolidación de verduras, creciendo en número de agricultores y en volumen de cosechas. Además habíamos dado grandes pasos para empezar a mejorar los servicios ofrecidos a los miembros:

  • Organizar un evento donde los miembros o futuros miembros fueran los protagonistas.
  • Proporcionar dividendos a los miembros. 
  • Ofrecer el alquiler de maquinaria para sus terrenos a un precio justo.
  • Facilitar formación para que los agricultores se organicen para sembrar las verduras más competitivas en el mercado y según la demanda.

Después de haber colaborado en estos logros, me siento realmente satisfecha con los cambios tras unos meses en el proyecto. Creo que está muy bien encaminado para poder conseguir un flujo donde, nuevos productores de verduras puedan verse apoyados por la cooperativa para comenzar a llegar a varios mercados, y los ya productores tengan una vía donde consigan distribuir de forma más eficiente sus productos.

Personalmente en esta etapa lo que más disfruté fue el sentirme “como en casa”. Ya nada te sorprende, y sobre todo la gente cuenta contigo. El hecho de que una desconocida extranjera pasara a formar parte del proyecto había sido también un cambio grande para ellos. Y en esta fase ya nos sentíamos cómodos para poder expresar nuestras diferencias de forma natural. Mi forma de actuar, de forma demasiado directa e impaciente en ocasiones, logró calmarse e integrarse a su forma de actuar sosegada. Disfrutar momentos únicos como la “Fiesta” del barrio, junto con beneficiarios del proyecto (ya compañeros para mí) y sus familias, o recoger verduras y tomarse un desayuno filipino después del duro trabajo son cosas difíciles de olvidar.

Equipo Filipinas de CODESPA

En general, queda mucho por hacer y por mejorar. Quedan grandes retos, y también cambiarán muchas cosas en el camino. Pero lo que os puedo asegurar es que donde hay intención y actitud, con un buen asesoramiento como el de CODESPA, se pueden conseguir muchas pequeñas cosas que harán que, gente como Emely y su familia, tengan mayor facilidad de salir adelante tras una catástrofe natural.

Quiero aprovechar para dar todo mi agradecimiento a las personas que han permitido que yo pudiera formar parte del equipo de Filipinas: a Jose Ignacio, a Elena, a Marcello, a Rafael y a Trinidad y su equipo de Recursos Humanos, desde el equipo de España y, especialmente a Lilia Pérez, delegada de CODESPA en Filipinas, que junto con su equipo han hecho que mi experiencia sea inolvidable.