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Nuestro trabajo en Filipinas: algas y verduras como medios de vida ante las catástrofes naturales

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclama el 20 de diciembre de cada año, Día Internacional de la Solidaridad Humana. Así que hoy celebramos la importancia de la solidaridad en nuestras vidas. Lo hacemos compartiendo con vosotros el testimonio de Eugenia, una voluntaria que ha estado ayudándonos en nuestros proyectos en Filipinas.

“Después de pasar unos meses inolvidables en Filipinas como voluntaria para los proyectos de CODESPA, me gustaría compartir con vosotros mi experiencia y espero conseguir transmitiros la ilusión con la que trabajamos.

Por contextualizar, Filipinas es un país de más de 100 millones de personas y donde la agricultura es el medio de vida para el 27% de la población. Además se sitúa entre los primeros países con mayor riesgo de catástrofes naturales. CODESPA tiene concretamente dos proyectos en este país actualmente apoyados por AECID y fundaciones privadas como Roviralta.

Las regiones donde se sitúan los proyectos son áreas donde la agricultura es uno de los principales motores y es una zona especialmente sensible a las catástrofes naturales. Ambos proyectos están en la misma región, Caraga, pero su entorno es totalmente diferente. Por un lado, en el área de Esperanza las enormes inundaciones durante los meses de diciembre a marzo suponen un gran impacto para la población. Por otro lado, el área de Jinatúan, rodeado en gran parte por el mar de Filipinas, se ve afectado por tifones y tsunamis. Esto, junto con el cambio climático, dificulta que los agricultores de ambas zonas tengan fácil recuperarse ante estos imprevistos, especialmente en el ámbito económico.

El proyecto de Jinatúan, se centra en desarrollar un proceso para enlazar a los productores de algas con algunas empresas privadas, incluida una empresa de origen español. En este caso el cambio climático afecta directamente a las temperaturas del agua, lo que perjudica el control de las plantaciones de algas. Junto con eso, el precio del alga ha decrecido considerablemente y esto obliga a reformular su cadena de valor tradicional. Por ello CODESPA está desarrollando esta nueva cadena para que los productores puedan acceder a vender sus algas, producto altamente cotizado hoy en día por diferentes industrias de cosmética y alimentación, entre otras.

Si bien no tuve la oportunidad de colaborar tan directamente en este proyecto por la fase en la que estaban, para mí esta iniciativa es un claro ejemplo de cómo se pueden hacer sinergias entre sectores más desfavorecidos y el sector privado. Ya que es una propuesta que intenta cubrir las necesidades de ambos, en este caso los productores de algas y la empresa que las necesita. Hasta aquí todo bien. ¿Pero dónde está el gran reto? Conseguir apoyar a los productores de algas creando una empresa social que permita darles los servicios necesarios para que puedan generar el volumen que la empresa privada necesita.

En el momento en el que yo estuve, estaban en la parte más crucial: recopilando datos. Datos para poder saber su capacidad y periodos de producción, transporte disponible y costos, etc. Y cuando digo recopilando datos, no nos imaginemos una simple transacción en un ordenador y procesos de búsqueda on-line (como yo hacía en la empresa antes de incorporarme como voluntaria y como muchos de vosotros hacéis). Tras la creación de una encuesta muy bien desarrollada y seleccionar una muestra representativa de beneficiarios de la empresa social, es necesario ir a las comunidades (a las que no se accede sino en “bangkas” o barcas de construcción local) para su recogida a través de diversas entrevistas. Tras recopilar los datos y revisarlos se necesita verificar la información yendo de nuevo a las comunidades y hablando con los beneficiarios. Por eso considero todavía más admirable el trabajo en este tipo de proyectos donde los recursos son los que son, por lo que el éxito se consigue gracias a las personas involucradas.

“bangkas” o barcas de construcción local

Por otro lado, el proyecto situado más en el interior, en Esperanza (provincia de Agusan del Sur), donde yo dediqué la mayor parte del tiempo, tiene como objetivo principal ayudar a las comunidades a mejorar su capacidad de preparación ante desastres naturales y su recuperación tras fuertes inundaciones, que afectan no sólo a sus casas, y familias, sino también a sus cultivos.  Y es aquí donde sus medios de vida se convierten en factores clave de los procesos de recuperación. Para ello CODESPA, tras un análisis previo observó la conveniencia de apoyar el desarrollo de la cadena de valor de las verduras como medio de vida alternativo. El medio de vida principal en esta área es la producción de arroz y maíz, por lo que la promoción de un medio de vida alternativo ayuda a diversificar sus recursos, permitiéndoles una estabilidad en sus ingresos y una mayor resistencia o resiliencia ante las fuertes inundaciones anuales.

 

Inundaciones y cambio climático en Filipinas

Esta foto realizada en época seca, en época de lluvias llega a sobrepasar mucho más allá de la bicicleta.

Y es en Esperanza y con sus comunidades donde  tuve una experiencia única y positiva a pesar de las diferencias culturales, lingüísticas y en algunos casos, logísticas. Un viaje no solo geográfico, lleno de paisajes y rostros, pero todo un proceso de entendimiento y aprendizaje lleno de diálogos e historias de personas, individuos cuya participación y compromiso resulta clave para cualquier proceso de desarrollo”.