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Jadira del Carmen: “El día a día de mis hijos es duro”

Jadira del Carmen tiene 40 años y vive en el municipio de Pantasma, en Jinotega, Nicaragua. Jinotega es uno de los cuatro departamentos de Nicaragua que sufre pobreza severa, afectando al 59,3% de los hogares. Si nos centramos en el municipio donde vive Jadira, en Pantasma, la tasa de desempleo llega al 65% de la población, lo que provoca que el 65,3% de la población del municipio viva en situación de pobreza extrema.

“Nací en Jinotega. Mi infancia, por un lado, fue bonita porque crecí al lado de mis padres, pero en medio de la guerra. En la guerra pasamos dificultades, no había comida y no pudimos estudiar. A los 15 años me fui con el que ahora es mi marido, por lo que prácticamente, mi infancia y adolescencia fue corta. El principal problema que tengo es la situación económica que es crítica.”

Son familias que, de media, están compuestas por 6/7 personas. El nivel de escolaridad predominante es la primaria. Pero, sólo el 9,5% tienen formación secundaria o técnica. Y, todavía, el 16,7% de la población no tiene ningún tipo de estudios, es decir, no saben leer ni escribir.

¿Cuál es la actividad principal que realizan estas familias? En Jinotega destacan el cultivo de café y de granos básicos. Jinotega es el primer productor de café en el país y el segundo de granos básicos, sobre todo, del maíz y el frijol. Productos que son también parte importante en la dieta de las familias.

“El día a día de mis hijos es duro. Trabajan en la tierra, sembrando, limpiando, recogiendo la cosecha, etc. Me gustaría que mis hijos trabajaran en otra cosa que no sea el campo. La vida del campo es dura, se trabaja mucho y no se ve el dinero”.

Familias como las de Jadira utilizan métodos de cultivo tradicionales, usando bueyes y tractores. Los rendimientos que consiguen de estos cultivos son relativamente bajos para el potencial productivo de las tierras en la zona. Se enfrentan a varios problemas que hacen que no puedan avanzar: la falta de acceso a tecnologías adecuadas y asequibles, la poca formación técnica que tienen para trabajar en las tierras y la escasez de recursos financieros que les permitan invertir en sus tierras.

A esto se une una alimentación inadecuada ya que suelen comer lo que cultivan, maíz y frijol. No tienen acceso a proteínas, minerales y vitaminas necesarios para el buen desarrollo del organismo, especialmente, en el caso de los niños. El 80% de las tierras no da suficiente dinero para que los productores puedan comprar otro tipo de alimentos para sus familias y en el 40% de las fincas solo se planifican cosechas para el autoconsumo, por lo que no tienen excedentes para poder vender y así tener ingresos.

Los pocos campesinos que consiguen tener un excedente en su producción y venderlo lo hacen a través de intermediarios y en el momento de la cosecha, no pudiendo obtener buenos precios de venta y dificultando así, la mejora de sus condiciones de vida.

Desde CODESPA les ayudamos a cambiar esta situación. Trabajamos con mujeres como Jadira, promoviendo la diversificación de las cosechas para que así ellas y sus familias puedan tener una mejor alimentación. Además, les damos acceso a recursos que mejoren la productividad de sus cosechas de manera que puedan tener excedentes para vender y mejorar los ingresos de sus familias. Esto hace que las mujeres se empoderen y puedan tener un hueco en las actividades económicas de las comunidades.

“A través del proyecto he adquirido conocimientos que no tenía que permitirán mejorar mi participación en la comunidad y desarrollarme. He recibido formación sobre el secado de granos, el almacenamiento y la siembra de maíz y frijol”.

Por otro lado, estamos apoyando a la organización de mujeres FUMDEC para que también se empodere y sirva como centro de acopio en el que las mujeres puedan unirse y vender sus productos en condiciones más justas.

“Vivíamos en el anonimato, no teníamos conocimiento de nada. Ahora, ya hemos aprendido un poquito. Hemos tenido un mejor rendimiento de la producción y hemos vendido los granos a mejor precio”.

A través de este proyecto, estamos consiguiendo que mujeres como Jadira puedan conseguir el acceso a tierra, la dotación de semillas y materiales para el cultivo y el acceso al centro de acopio para el almacenamiento de los granos. Esto hace que puedan tener un aumento de sus ingresos y una alimentación más equilibrada, teniendo la esperanza de un futuro mejor.

“En el futuro, me gustaría tener una pequeña empresa para ayudar a mi familia. El mayor deseo que tengo es poner una granja de gallinas.”

Si quieres, puedes conocer más sobre este proyecto haciendo clic aquí.