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815 MILLONES de personas

815 millones de personas viven sin los alimentos necesarios para poder tener una vida activa y sana. Las tasas de hambre más drásticas se encuentran en países de África donde guerras, el precio de los alimentos básicos y el cambio climático dificultan que la gente pueda cambiar esta situación.

Desde CODESPA creemos que vivimos, posiblemente, el primer momento de nuestra historia que podemos hacer descender este número hasta cero. Tecnología, recursos humanos y económicos, compromiso de millones de personas, capacidad de innovación… Un momento único.

Acabar con el hambre paso a paso

En 2010 pusimos nuestro objetivo en reducir el hambre en las comunidades de Huambo y Bié, en Angola. Lugares donde los índices de inseguridad alimentaria superan el 47% de la población.

Pero cómo hacerlo, ¿cómo lograrlo? Comenzamos a trabajar con socios locales, pero no avanzábamos lo suficientemente rápido. En 2012 cambiamos nuestra estrategia, nuestro equipo creció y decidimos que el camino que estábamos recorriendo, no nos permitía cumplir con nuestro compromiso. Un compromiso que crecía hacia estas personas.

Acabar con el hambre paso a paso

Quisimos que los pueblos estuvieran conectados, que aprendieran y pudieran unir fuerzas. Diseñamos y desarrollamos cooperativas y escuelas de campo. Las cooperativas de Benvindo en el Municipio de Caála, Ekolelo en Bailondo, Coaguca en Chicala Cholohanga y otras muchas, comenzaron a ser realidad.

Las escuelas de campo nos acercaban a ellos. Un lugar donde todos aprendíamos. Ellos de nosotros y nosotros de ellos. Un espacio donde nos inspiramos y motivamos mutuamente. Bancos de semillas, sistemas de almacenamiento, soja… buscábamos soluciones, trabajando conjuntamente, para acabar con la desnutrición que ellos sufrían. Ahora sí que íbamos más rápido, podíamos ayudar a más gente.

Cosechas de maíz, soja, frijoles, cebolla, zanahoria, col, pimiento, col y tomates, gracias a los bancos de semillas y nuevas técnicas de cultivo empezaron a ‘viralizarse’ entre las familias.

Cada año llegábamos a nuevas comunidades

En 2013 nuestro trabajo nos llevo a nuevas comunidades de Huambo y Bié. En 2015, llegamos al municipio del Chinguar. En 2016 el proyecto se extendió a los municipios de Chinjenje, Longonjo y Mungo.

En estos 8 años hemos activado 37 escuelas de campo y hemos impulsado la constitución y fortalecimento de 27 cooperativas agrícolas, que han mejorado la vida a 4.500 familias. Y no solo han sido las escuelas de campo, los bancos de semillas les permiten acceder a semillas mejoradas. Ahora, estos bancos los gestionan ellos mismos. Hemos creado la marca ‘Sementes do Planalto’, unas semillas que no solo les ayudan a ellos, también a otras pequeños pueblos que viven en situaciones de vulnerabilidad.

Diseñamos y dimos acceso a un sistema de almacenamiento que les permite guardar sus cosechas. Ahora los alimentos no se les pudren, ni los ratones se los comen. Pueden guardarlas para su propio uso o venderlos en el futuro, un ingreso que les ha permitido comenzar una nueva vida.

Un proyecto que comenzó como un sueño, se ha hecho realidad. No nos engañemos, nos ha llevado desilusiones, nos hemos equivocado y seguro que nos ha costado más de una lágrima por los errores cometidos. Sin embargo, el retorno ha sido tan grande… Las familias comienzan a no sufrir las consecuencias del hambre; con los ingresos que obtienen pueden comprar el material escolar de sus hijos y los niños van a las escuelas; las comunidades crecen, evolucionan. Las mujeres ya no invierten tanto tiempo en cosechar y comienzan a abrir sus propias pequeñas empresas, y las comunidades tienen sus propios molinos para moler sus alimentos.

Queremos llegar más lejos y si podemos, ir más rápido. Aportar nuestro trabajo para acabar con la ‘crisis del hambre’ que todavía afecta a 815 millones de personas. Un viaje que solo podremos hacer junto a ti.