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Imagínate lo que supone vivir en R.D. del Congo siendo mujer…

Imagínate lo que debe suponer vivir en República Democrática del Congo, uno de los países más pobres del mundo. Un lugar, donde, según datos del Banco Mundial, el 77 % de la población vive con menos de 1.90 dólares al día.

Imagínate si, además, viven en una ciudad que es el epicentro de uno de los conflictos armados más duraderos y violentos de estas últimas décadas. Un conflicto étnico y geopolítico que comenzó en 1994, en la vecina Ruanda, con el éxodo masivo de cientos de miles de personas, creando un escenario violento, donde ejército, guerrillas y grupos paramilitares luchan por el control del territorio, rico en yacimientos minerales, especialmente de coltán.

Imagínate lo que debe suponer para una mujer vivir en una ciudad donde se utiliza la violación como arma de guerra. La violencia de género es transversal en todas las etapas de la vida de la mujer, afectando seriamente a su salud, desarrollo, productividad y dignidad, así como a su papel activo en la sociedad. Además, estas mujeres víctimas de la violencia, suelen ser discriminadas por la sociedad y por sus propias familias. La violencia contra las mujeres, además de tener un trágico impacto sobre su salud y bienestar, tiene también un impacto económico, que alcanza según los estudios, un 3% del PIB, debido a la pérdida de productividad.

Desde 2006, trabajamos en Goma, en alianza con ONG locales y sociedad civil, tratando de llevar esperanza y oportunidades de desarrollo social y económico a miles de personas – especialmente a jóvenes y a mujeres – que, a pesar de ese ambiente adverso, necesitan construir un futuro, para ellos mismos y sus familias.

En alianza con el Centro Don Bosco Ngangi, hemos promovido la Maison Maman Marguerite, un lugar donde mujeres que han sufrido violencia sexual y exclusión social disponen de un entorno seguro donde recuperarse.

Os queremos contar la historia de Anne-Marie. Ella es una adolescente, sin estudios ni trabajo, que ha sufrido, lamentablemente – como otras muchas mujeres -, una violenta agresión sexual de personas armadas, que la ha dejado rota, con secuelas de todo tipo.

Tras recibir aviso, las asistentes sociales de Maison Marguerite fueron a buscarla a casa, para ofrecerle una oportunidad. Anna-Marie está ahora allí, junto con otras mujeres jóvenes, algunas con hijos muy pequeños, donde podrá vivir un tiempo, comer y recibir atención médica, en un entorno de cariño y respeto.

Anna-Marie va a estar 9 meses en el centro, donde también recibirá capacitación profesional en costura, que es su gran ilusión, como nos ha dicho. Su tía era la costurera de referencia del barrio y siempre le emocionaba ver los trabajos que hacía.

Nuestro plan es que Anna-Marie, si quiere, reciba además un pequeño préstamo de 100 dólares que le permitirán adquirir una máquina de coser. Le ayudaremos formándole en costura y acompañándole para que tenga un plan de negocio que le permita construirse un futuro mejor, más independiente.

Gracias a la ayuda de Ferrovial y de sus empleados, podremos ofrecer esta oportunidad a 200 mujeres como Anna-Marie; 100 de las cuales tendrán también la oportunidad de recibir un préstamo para iniciar alguna microempresa.

 

* Para preservar el anonimato de esta mujer, la foto no corresponden a ella.