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Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a debate

Pese a los avances, todavía 767 millones de personas viven en situación de pobreza extrema. Esta es una de las conclusiones extraídas en la reunión celebrada hace unos días en Nueva York. Stefan Schweinfest, director de la división estadística del departamento de asuntos económicos y sociales de la ONU, fue el encargado de resumir algunos datos extraídos del informe anual de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El informe ofrece un panorama general de los avances mundiales de los 17 Objetivos de la Agenda 2030, basado en una selección de indicadores sobre los cuales se disponía de datos en abril de 2017. Si nos centramos el objetivo 1, poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo, en el informe se señala que pese a que la tasa de pobreza mundial se ha reducido a la mitad desde el año 2000, es necesario intensificar los esfuerzos destinados a aumentar los ingresos, aliviar el sufrimiento e incrementar la resiliencia de las personas que aún viven en la pobreza extrema, en particular en África Subsahariana. Los sistemas de protección social deben ampliarse y es preciso mitigar los riesgos para los países propensos a sufrir desastres, que también suelen ser los más empobrecidos.

En 2013 (último año disponible), unos 767 millones de personas vivían por debajo del umbral de pobreza internacional, de 1,90 dólares diarios, frente a 1.700 millones de personas en 1999. Una disminución que no es posible confirmar si está relacionada con las medidas tomadas por los países para conseguir el objetivo número 1, ya que no hay información actualizada que permita hacer esa reflexión.

En 2016, no llegaban al 10% los trabajadores de todo el mundo que vivían con sus familias con menos de 1,90 dólares por persona por día, frente al 28% en 2000. En los países menos adelantados, casi el 38% de los trabajadores vivía por debajo del umbral de pobreza en el último año.

Por otro lado, en el informe se señala que las pérdidas económicas derivadas de los desastres están alcanzando un promedio de entre 250.000 y 300.000 millones de dólares al año. El impulso de la resiliencia de las comunidades más pobres y el fortalecimiento de la reducción del riesgo de desastres se presentan como una estrategia de desarrollo imprescindible para acabar con la pobreza extrema.

En el informe también se hace referencia a los sistemas de protección social ya que son los que ofrecen prestaciones para niños, madres de recién nacidos, personas con discapacidad, personas de edad, y personas en situación de pobreza y sin empleo. En 2016, solo el 45% de la población mundial estaba protegida por un sistema de protección social. La cobertura variaba mucho entre distintos países y regiones.

En referencia al objetivo número 2, poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible también ha habido mejoras aunque los datos siguen siendo preocupantes, sobre todo en Asia y África. La proporción de personas subalimentadas en todo el mundo disminuyó del 15% en el período de 2000 a 2002 al 11% en el período de 2014 a 2016. Alrededor de 793 millones de personas están subalimentadas en el mundo, una mejora respecto a 930 millones de personas, en los mismos períodos. En relación a la tasa de desnutrición crónica se ha bajado del 33% en 2000 al 23% en 2016. En el informe se indica que hacen falta más inversiones en agricultura para aumentar la capacidad productiva agrícola. Ya que si seguimos con esta tendencia, en 2030 no habremos acabado con el hambre.

En la reunión celebrada donde se analizó este informe, el portavoz de la FAO, hizo referencia a que “El 80% de los pobres vive en zonas rurales. La agricultura es el principal empleador de los pobres, por lo que para apoyarles tenemos que invertir en ella. Tenemos que asegurar el acceso a recursos productivos, al mercado… Tenemos que darles voz”.

Si quieres informarte sobre el avance de otros objetivos, puedes consultar el informe aquí.