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María Liza: “Con este proyecto espero que los productores puedan obtener unos ingresos que les ayuden a mejorar sus condiciones de vida”

Filipinas es actualmente el tercer país con mayor producción de algas. En 2015, la producción nacional alcanzó 1.57 millones de toneladas métricas valoradas en 8.32 millones de pesos filipinos.
Alrededor de 12.000 productores agrícolas participan en la producción de algas, una actividad muy común entre las familias de las áreas costeras dado el bajo coste de su producción. Pero a pesar de su alta demanda, alrededor de un 60% de las familias de la municipalidad de Hinatuan, en Surigao del Sur, Mindanao, presentan aún ingresos inferiores al umbral de la pobreza.

La degradación de los recursos pesqueros, la inestabilidad en los precios de mercado, y las dificultades a la hora de acceder al mercado, junto a los cambios drásticos en la temperatura del agua y recientes tifones que han azotado la zona, entre otros, hacen que los productores de algas continúen encontrando dificultades socioeconómicas y sigan teniendo deficientes condiciones de vida.

María Liza Baid, Presidenta de NAMAHIN, Federación de Pescadores y Productores de algas de Hinatuan, proviene, como la mayoría de sus vecinos en Barangay San Juan, de familia de pescadores. Con su padre aprendió a navegar, pescar, recoger moluscos y respetar los recursos marinos para garantizar la calidad de sus aguas y la producción pesquera, compromiso que mantiene como Presidenta de NAMAHIN, liderando distintas actividades de limpieza, reforestación de manglares y monitoreo de los recursos medioambientales.

“Para tener buenos ingresos de manera regular, debemos ser conscientes de la importancia de producir con calidad para que el mercado continúe interesado en nuestros productos” señala recordando cómo no hace muchos años, un gran número de productores locales participaban en la producción de algas.

Sin embargo en la actualidad, los precios son mucho más bajos y los productores encuentran mayores dificultades para acceder al mercado. “Muchos agricultores han perdido el interés, algunos han dejado de producir y otros simplemente no siguen los protocolos de producción, por lo que las algas son de baja calidad por ello, con este proyecto espero que los productores puedan obtener unos ingresos que les ayude a mejorar sus condiciones de vida”.

Los precios de las algas son inestables. Con los efectos del cambio climático la gente ha perdido la producción. Debido a los desastres naturales, la gente cosecha antes de los días establecidos en el protocolo que garantiza el estándar de Filipinas. Esto hace que las algas tengan menos calidad, por lo que los precios de venta son más bajos.

Desde Fundación CODESPA estamos impulsando una estrategia integral de fortalecimiento de la producción de algas centrándonos en tres ejes fundamentales: producción y adaptación al cambio climático, acceso a mercado y alianzas y participación ciudadana.

En el proceso de producción, les ofrecemos asistencia técnica para mejorar la productividad y rentabilidad de sus cosechas, así como mejorar sus capacidades de adaptación a distintos desastres climatológicos para reducir las posibles pérdidas. Esto se refuerza con nuestro apoyo en el acceso al mercado de estos productores, a través del fortalecimiento, tanto en su aspecto organizacional como en su capacidad de negocio, de una asociación comercializadora.

En relación al impulso de alianzas y participación ciudadana, estamos apoyando a las organizaciones pesqueras y productoras de algas para formar parte de los procesos locales de toma de decisiones para establecer un contexto legal y de servicios gubernamentales que apoye a los productores más vulnerables.

El Código Filipino de Gobierno Local prevé la participación ciudadana en los procesos y plataformas de desarrollo locales para que los servicios y planes sociales atiendan las necesidades de las personas más vulnerables. Por eso, las iniciativas de buen gobierno en Filipinas se centran en el fortalecimiento de las organizaciones civiles, para que tengan claro su rol a nivel comunitario y puedan “vigilar” las intervenciones gubernamentales. De ahí que para nosotros sea tan importante que las comunidades más vulnerables formen parte activa de este proceso.