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300.000 jóvenes al año abandonan la educación básica obligatoria en Marruecos

CODESPA y ATIL llevamos veinte años trabajando juntos en Marruecos. Nuestro objetivo: luchar contra la exclusión social de los jóvenes marroquís más vulnerables, a través de la formación profesional. Para ello trabajamos tanto en su inserción socio profesional, como en el fortalecimiento del gobierno local y en el refuerzo de las asociaciones civiles.

Cuando empezamos a colaborar, al principio de la década de los 90, hubo una fuerte crisis económica. Eso hizo que empezaran a llegar las primeras barcas con emigrantes clandestinos a Europa ya que los jóvenes no encontraban una salida laboral. Para darle una alternativa a estos jóvenes, ATIL y CODESPA empezamos a trabajar en el norte de Marruecos, intentando darles una oportunidad. Empezamos a ofrecer cursos de formación profesional acordes con la demanda empresarial que había en la zona que, sobre todo, era el sector servicios y de la construcción.

El Estado no estaba preparado para atender a estos jóvenes que tenían una formación pero que no conseguían tener un trabajo. Nuestros inicios fueron promover cursos de formación de reciclaje que mejoraran ciertas competencias y así pudieran encontrar un puesto de trabajo. Al cabo de los años, el Estado empieza a hacerse cargo de estos jóvenes, creando estructuras. Y nuestro trabajo evoluciona según va evolucionando el país.

El éxodo rural

Nos encontramos con la problemática de que el sector agrícola se desplomó y esto se vio agravado por varias razones. Hubo una fuerte sequía, no se dio una reforma agraria adecuada y la Unión Europea puso barreras para importar productos marroquíes y así proteger la producción española y francesa. Esto genera un gran éxodo rural dentro del propio país.
Cientos de miles de personas se ven obligadas a emigrar a las ciudades, haciendo que los cinturones de las grandes ciudades crezcan y cambia el perfil de los jóvenes que no pueden acceder al mercado laboral. Son jóvenes que no tienen la formación necesaria ya sea porque han abandonado la educación básica obligatoria o porque nunca han estado escolarizados, que suelen vivir en zonas periurbanas y en condiciones infrahumanas.

Estos jóvenes abandonan los estudios por diferentes causas. Unas son las que llamamos “intraescolares” y otras las “extraescolares”. Hay una serie de deficiencias dentro del sistema. La educación pública en Marruecos tienen un nivel más de lo necesario acutalmente. El sistema carece de las herramientas necesarias para retener a niños y jóvenes que tienen dificultades para el aprendizaje, que tienen algún problema social; además las infraestructuras no son suficientes, hay zonas en las que en las clases de primaria llegan a tener 80 alumnos, etc. Las “intraescolares” son aquellas que afectan directamente a las familias. Hay familias que viven en condiciones muy precarias a las que el Estado no puede ayudar y los más pequeños de las familias también se ven obligados a trabajar para que entre algo de dinero en sus casas.

Cada año, unos 300.000 jóvenes abandonan la educación básica obligatoria en Marruecos. Esto hace que, cada tres años, tengamos un acumulativo de casi un millón de jóvenes sin estudios. Aunque poco a poco la situación económica del país mejore, estos jóvenes no podrán encontrar una salida laboral.

Una metodología de formación adaptada

Para dar respuesta a las necesidades de estos jóvenes, nace una nueva metodología de formación profesional, adaptada a su contexto. Se trata de un programa que cuenta con tres fases. Hay una primera fase de “puesta en nivel” ya que cuando llegan no tienen la formación mínima necesaria para poder entrar en un curso de formación. En este primer año se dan materias básicas como árabe, francés y matemáticas y una iniciación profesional en las ramas que a los jóvenes les interese. En este primer año, también trabajamos las competencias básicas (life skills). Estos jóvenes tienen que aprender a tener unos horarios, una disciplina, una responsabilidad de cara al año siguiente que van a comenzar a recibir la formación profesional como tal. El objetivo de este primer año es que los jóvenes se sientan implicados en su formación, intentando reducir las tasas de abandono que hay.

El segundo año entran en la formación profesional con las competencias básicas ya adquiridas, de forma que ya nos centramos en enseñarles una profesión que luego podrán ejercer. Esta formación la reciben en centros públicos para que puedan tener una reinserción socio laboral real y que se integren con otros jóvenes.

En el último año, nuestro trabajo está orientado en apoyarles en su inserción laboral, buscándoles unas prácticas y acompañándoles en todo este proceso.

El 60% de la población en Marruecos es menor de 25 años. En pocos países la frase ‘los jóvenes son el futuro’ es más real. Por esto su exclusión social es el principal problema al que queremos hacer frente en Marruecos. Nosotros estamos dándoles una alternativa, una oportunidad, para que puedan reintegrarse en la sociedad y tener un futuro mejor.