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Guatemala tiene un reto: reducir la brecha entre hombres y mujeres

Guatemala tiene un reto: reducir la brecha entre hombres y mujeres

Guatemala es una de las economías más importantes de Centroamérica, aunque sus niveles de pobreza, desigualdad, desnutrición y mortalidad materno-infantil siguen siendo elevados a pesar de las mejoras que se han producido en la última década. El país centroamericano está posicionado a la cola del Índice de Desarrollo Humano en el puesto 125 de 187 países. Alrededor de dos millones de guatemaltecos se encuentran en riesgo de padecer hambre, según la FAO, y la mitad de las niñas y los niños se encuentran en una situación de desnutrición crónica.

Las mujeres guatemaltecas representan el 51% de la población total y, lamentablemente, el país tiene uno de los índices más bajos de equidad de género de Latinoamérica y el Caribe en derechos básicos como educación, salud, empleo, alimentación y participación política. Según el Índice de equidad de Género (IEG) elaborado por Social Watch en 2012, Guatemala presenta un IEG de 49, situándose entre los países con menores índices. La participación económica de las mujeres y su empoderamiento son los puntos en los que los niveles son más bajos. A nivel mundial, los países con mayor desigualdad de género son Afganistán, Yemen, Chad, Níger y República del Congo.

Las barreras a las que se enfrenta la mujer en Guatemala

Guatemala se enfrenta al gran reto de disminuir las grandes brechas entre mujeres y hombres, en especial, en las zonas rurales donde el número de población indígena es mayor. En estas situaciones se agudiza la desigualdad ya que las mujeres indígenas están discriminadas doblemente: por ser mujer y por su condición étnica.

En el ámbito de la educación, se estima que alrededor de cuatro millones de niños y jóvenes en edad escolar están fuera del sistema educativo. Las tasas de analfabetismo, aunque han disminuido, afectan en mayor medida a la población femenina ya que dos de cada diez mujeres no saben leer ni escribir. Su participación en la escuela primaria y secundaria es inferior a la de los hombres y permanecen menos años escolarizadas. En grupos de población indígena las mujeres están un promedio de tres años en la escuela, mientras que en comunidades no indígenas rondan los cinco años.

En Guatemala la incorporación de las mujeres al empleo asalariado ha sido lenta. Las mujeres guatemaltecas se dedican, en general, a actividades relacionadas con el área de cuidados, servicios, manufacturas y agricultura, actividades menos remuneradas.

La participación femenina en los espacios de toma de decisiones va en aumento, aunque en el Congreso de la Republica solo un 14% de los escaños son ocupados por mujeres. Según el último informe de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Guatemala, anterior a que se aprobaran los nuevos ODS, un reto importante está siendo que las mujeres propuestas por los partidos políticos aumenten, ya que en las últimas elecciones no ascendieron a más del 25%.

El país marcado por la criminalidad, la violencia y el conflicto tiene una de las tasas de crímenes violentos más altas de Centroamérica y una vez más, la mujer es la más afectada por ello.

En las últimas décadas, Guatemala ha avanzado en distintos aspectos muy importantes. Sin embargo, el camino a recorrer aún es largo para lograr disminuir los niveles de pobreza, las desigualdades económicas y sociales y construir una sociedad en la que hombres y mujeres tengan acceso a los mismos derechos y oportunidades, sobre todo en las zonas rurales.