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“Antes podía sobrevivir, pero ahora me siento mejor, vivo mejor” Felipe Ramírez #unahistoriaquecontar

“Antes podía sobrevivir, pero ahora me siento mejor, vivo mejor” Felipe Ramírez #unahistoriaquecontar

Felipe tiene 71 años, y tiene 9 hijos. Su familia vive de su parcela, lo que en ella cultiva; 20 hectáreas que, literalmente, son las que les dan de comer.

Felipe es de República Dominicana. Concretamente de Azua, del Barrio de los Parceleros, en el sur de la isla. Una isla donde el sector agropecuario tiene una importancia social y económica muy considerable. 2,6 millones de hectáreas son cultivadas, lo que supone 8% del PIB. En la provincia de Azua, la de Felipe, este porcentaje llega hasta casi el 28%. Sin embargo, este sector se ha ido abandonando, abocando a muchos agricultores a la pobreza.

La falta de acceso a servicios microfinanciación ha supuesto una gran bajada de la productividad. Los pequeños agricultores no pueden comprar semillas, ni herramientas; las familias ven como sus cosechas se pierden y con ellas sus esperanzas. En números se traduce en que más del 50% de la población de zonas rurales es pobre. En esta zona del sur, el nivel de indigencia supera a la media nacional en un 139%.

Muchas personas y con un mayor impacto en las zonas rurales, no tienen los recursos necesarios para alimentarse o comprarse ropa

El proyecto que impulsamos desde CODESPA, en República Dominicana, ayuda a que agricultores pobres como Felipe mejoren sus condiciones de vida. El objetivo es ayudarles a que puedan incrementar sus cosechas.

“Mi vida ha cambiado un 100%. Yo antes para hacer 500 pesos tenía que cortar la finca entera; ahora, en una tarea lo hago”.

No solo incrementan sus cosechas, también aumentan la calidad de sus productos obteniendo los certificados necesarios, para que puedan venderlos en unas condiciones justas.
Se ha conseguido estableciendo instrumentos que ayuden a suplir la necesidad de crédito. Además, disminuye la vulnerabilidad de la pequeña agricultura frente a fenómenos naturales, con mecanismos diversos que diversifican los riesgos, gracias a la formación y asistencia que les proporcionamos. “Antes podía vivir, o sobrevivir, pero ahora me siento mejor. Mi familia me ayuda a producir, mis ingresos han aumentado”. La comunidad también se ha visto beneficiada: “yo produzco y no me mantengo yo solo, nos mantenemos muchos”.

Felipe conoció nuestro proyecto y quiso formar parte de él. “Me requirieron que mantuviera mi parcela en condiciones, y que hiciera una buena labor.” Un equipo de técnicos se encarga de supervisar y acompañar a los agricultores en la implementación de las nuevas metodologías de trabajo.

Felipe anima a otros agricultores a formar parte del proyecto. Se ofrece para formar talleres que hagan llegar los conocimientos que él ha adquirido a otros pequeños agricultores de su país. “Para el futuro yo espero muchas cosas. Yo ya estoy mayor, pero a mí me queda algo.”

Nos sentimos orgullosos de formar parte de historias como la de Felipe, #historiasquecontar que demuestran que es posible cambiar las cosas. Conviértete en oportunidad y dona para que tú también formes parte de estas historias.