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Esta mujer ha enseñado a toda su aldea cómo mejorar sus cultivos

Manuela nació ahora hace 55 años en una pequeña aldea rural llamada Chimbida. Una comunidad que se encuentra en la provincia de Bié, en Angola.

Sus ojos han visto más de lo que podemos imaginar. Sus historias, a lo largo de más de 25 años, siempre se rompían por la guerra que azotaba a su país. Y aunque su aldea sobrevivió a la misma, no lo hicieron sus cosechas. Pero ahora, en esta y otras comunidades, una victoria avanza progresivamente y mujeres poderosas como Manuela, la están liderando.

Manuela, profesora de las escuelas de campo

Hace 8 años comenzamos a trabajar en las provincias de Humabo y Bié. Nunca pensamos que este proyecto nos llevaría tan lejos. Ciento de aldeas, decenas de cooperativas, miles de personas. Este gran viaje nos llevó a la pequeña Chimbida. Ahí Manuela nos sorprendió nada más llegar: comprendía nuestra visión, ilusionada no dudo en sumarse a nuestro proyecto.

“Me gustaría ayudar a mi familia y comunidad poniendo en práctica los conocimientos agrícolas que he adquirido. Es decir, unir la teoría con la práctica en el campo y enseñar lo aprendido en este proyecto de CODESPA. Porque dando dinero en mano el individuo no puede invertir en sus cultivos. En un tiempo ya no tiene nada y vuelve a necesitar la ayuda de otros. Es mejor darnos el anzuelo y enseñarnos a pescar el pescado”, nos dice Manuela.

Anteriormente la comunidad de Manuela había recibido algunas formaciones de la FAO, por esto desde CODESPA creímos que podíamos ayudarles a poner en práctica esos conocimientos y que aumentaran sus cosechas, para acabar con el hambre que golpea sus comunidades. No tenían semillas de calidad – acceder a ellas les es imposible por su elevado coste-; carecen de estructuras para almacenar sus cosechas – provocando que no puedan hacer frente a los meses más duros –; y querían mejorar su formación – diversificar sus cosechas, nuevas técnicas de cultivo, cómo vender sus excedentes… -.

En las escuelas de campo comenzamos a mostrarles qué son los bancos de semillas, cómo gestionarlos y lograr que estos puedan ayudar a su comunidad y otras muchas. Estos bancos les permiten acceder a semillas de calidad que mejoran y aumentan sus cosechas. Los gestionan ellos mismos en las aldeas y en un futuro, tal como ha ocurrido en otras comunidades de Angola, se convierten en proveedores de semillas para los más vulnerables.

El ímpetu y la fuerza de Manuela han hecho que ella forme parte de las decisiones de los bancos de semillas. Pero va más allá, se ha propuesto enseñar a otros todo lo aprendido en las escuelas de campo. Escuelas, que en la gran mayoría de las ocasiones, sus principales integrantes son otras mujeres.

“Sí. Por medio de las semillas de maíz, frijoles y soja suministradas por CODESPA el año pasado, multiplicamos y creamos un banco de semillas en la aldea. Ahora todo es más fácil, para cualquier integrante que forma parte del grupo. Podemos acceder a semillas de calidad y devolver estos créditos en especie. Antes no era así, cuando llegaba el momento de cultivar no teníamos dinero para comprar semillas y perdíamos la época de cosechas’.

El ímpetu y la fuerza de Manuela le impulsan a enseñar a otros todo lo aprendido en las escuelas de campo. Mujeres como ella lideran un cambio imparable en sus pequeñas aldeas.Haz click para twittear

Un cambio que llega a toda la comunidad

Escuelas de campo que luchan contra el hambre en Angola

Estos bancos de semillas están avanzando inexorablemente entre las comunidades angoleñas. Su impacto es mayor de lo que podemos imaginar. Son proyectos largos, que no tienen un resultado inmediato, pero sí duradero y profundo. No solo el banco de semillas, las escuelas les permiten poner en práctica muchos de los conocimientos adquiridos.

“La comunidad se ha visto beneficiada por el banco de semillas que estamos impulsando en la aldea. Estamos ilusionados por este proyecto, ya que tienen una visión sostenible. Por el momento yo no he podido comercializar mi cosecha, pero creo que en la próxima campaña tendré suficientes productos para hacerlo realidad”, nos cuenta Manuela.

El objetivo prioritario es que puedan aumentar sus cosechas para ganar la batalla contra el hambre. Sin embargo, también trabajaremos para que el banco de semillas pueda comercializar parte de las semillas y se convierta en una fuente de ingresos para ellos. E incluso cuando sus cosechas aumenten, puedan comercializar parte de las mismas a través de pequeñas cooperativas y obtener ingresos que inviertan en mejorar sus condiciones de vida. Mujeres como Manuela nos ayudan a hacer realidad estos proyectos. Su fuerza, su pasión y sus ganas de cambiar las cosas hacen posible que el cambio sea imparable.

Únete a Manuela, ayúdale a que estos cambios sean una realidad, dona.