↑ Blog

¿Cómo desarrollamos un mercado rural de semillas de calidad para agricultores pobres en Angola?

¿Cómo desarrollamos un mercado rural de semillas de calidad para agricultores pobres en Angola?

Angola ha sufrido durante 27 años la guerra más larga que ha azotado a un país africano. Hace más de una década que la paz llegó, pero las consecuencias de un conflicto tan largo aún están presentes, situando al país en el puesto 149 de 187 en el Informe de Desarrollo Humano de 2014. El 27,4% de la población está actualmente en situación de subnutrición y más de la mitad de la población (54,3%) vive con menos de 1,25 USD/día.

Las zonas rurales sufren los niveles más altos de pobreza y vulnerabilidad. Las provincias de Huambo y Bié, donde comenzamos a desarrollar nuestros proyectos, se encuentran en una situación de inseguridad alimentaria permanente. El 47,5% de la población sufre una situación de inseguridad alimentaria y hambre grave.

Nuestro trabajo en Angola

Cuando empezamos a trabajar en Angola nos propusimos desarrollar nuestra intervención en 4 fases:

1. Entender la situación de las comunidades para poder actuar

Creemos que el diagnóstico de la situación es fundamental. Al inicio del proyecto en 2010 identificamos varios de los problemas a los que se enfrentan los campesinos en las zonas rurales de Angola. Uno de ellos es la falta de acceso a las semillas y su mala calidad lo que provoca la baja producción de sus cosechas. Esto revierte en menor seguridad alimentaria para sus familias ya que la cosecha les permitía alimentarse solo durante aproximadamente tres meses. Después de este tiempo, muchos tienen que comprar los alimentos en el mercado a precios muy elevados y que son inaccesibles para muchas familias.

Al mismo tiempo vimos otros problemas a los que se enfrentaban, que no abordaremos en este post, como podía ser falta de sistemas de almacenamientos o una baja diversificación de sus cosechas, entre otros.

2. La tecnología de bajo coste: las semillas

Cuando ya conocimos la situación y los problemas a los que se enfrentaban, empezamos nuestra fase de investigación para encontrar las mejores semillas con capacidades de germinación y pureza elevadas, adaptación al terreno y al clima junto con otras cualidades. Esto permitiría que la capacidad de producción aumentara respecto a las semillas que utilizaban las comunidades. Además, teníamos que saber si el uso de las semillas se adaptaba socialmente a la población. Es decir, tuvimos en cuenta que en la zona había un escaso uso de tecnologías, recursos hídricos inciertos, escasa de fertilización, etc.

Por otro lado, teníamos que ver cómo desarrollar un modelo de multiplicación de semillas que pudieran mantener ‘activo’ los mismos agricultores. El objetivo no era que solo ellos pudieran acceder a estas semillas, era fundamental que los mismo agricultores pudieran convertirse en parte del cambio de Angola.

3. Cooperativas que fortalecen a las comunidades

Las cooperativas son un eje fundamental para el proyecto. Identificamos una sería de cooperativas agropecuarias que cumplieran con unos criterios mínimos de unidad, cohesión y tamaño. También teníamos que identificar a los campesinos que quisieran empezar con el proyecto. Asesoramos y formamos a los miembros de las cooperativas rurales para que pudieran actuar como bancos de semillas que prestan un servicio a los agricultores de las cooperativas y, además, generar ingresos a través de las ventas de semillas de calidad, a precios justos, que los mismos campesinos producen. Esto se hizo gracias a los créditos en especie.

Con esto se consigue dar acceso a las semillas a un mayor número de productores y aumentar el volumen de las mismas para la comunidad.

4. El fortalecimiento de la oferta de un producto es fundamental para el éxito

El desarrollo de mercados rurales exige trabajar paralelamente el fortalecimiento de la oferta de un producto y, a su vez, la promoción de la demanda para buscar un equilibrio que permita el mantenimiento de los incentivos para generar el mercado.

En otras palabras, no solo debíamos tener un producto que la población necesita, también teníamos que tener identificados a los posibles clientes para poder: hacer una política de precios (fijar unos precios muy asequibles, pero que nunca estuvieran por debajo del coste de producción) y desarrollar una estrategia de posicionamiento, a través de una marca que genere confianza y seguridad sobre las semillas.

El esfuerzo de los campesinos con nuestro apoyo en todo el proceso ha tenido un impacto positivo en las comunidades, aumentando su seguridad alimentaria. Ahora más de 4.000 familias son autosuficientes y están ganando la batalla contra el hambre.

Si quieres conocer más sobre nuestra estrategia de desarrollo en Angola para acabar con el hambre, descárgate nuestra publicación: ‘Desarrollo del mercado rural de semillas de calidad para pequeños productores’.