↑ Blog

Formación y microfinanzas: la más poderosa unión en Guatemala

Adela Bol tiene 61 años. Nos recibe con una sonrisa, justo detrás de un pequeño carro que forma parte fundamental de su pequeño negocio.Con su dulce mirada y sin poder evitar emocionarnos, comenzamos a recordar un pequeño viaje que comenzó ya hace más de un año en el pequeño Barrio la Cruz del municipio Purulhá, una pequeña ciudad de Baja Verapaz en Guatemala.

Nos cuenta que todo parece distinto, que se enfrenta al futuro de una forma diferente, preparada para él. Su vida ha cambiado de una forma que no podía imaginar. A su edad es difícil lograr un empleo, habiéndose visto obligada a dejar la escuela con solo 11 años y sin formación, nadie confiaba en ella para trabajar. Después de formarse en hostelería mostró a todas sus compañeras y familia que todavía tenía mucho dentro, que estaba preparada para cambiar su vida. Montó su pequeño negocio vendiendo comida en la calle preparada por ella, en una ‘carreta’. Los productos que utiliza para estos alimentos provienen de su propio huerto y de unos pequeños prestamos que logra a través de de unos grupos de ahorro y crédito, que les hemos ayudado a organizar.

“Ahora tengo mi negocio, que me ayuda a tener dinero con el que no contaba y puedo ayudar a mi familia a vivir mejor”.

Es madre de 4 hijos, con sacrificio y esfuerzo logró que tres de sus hijos pudieran terminar bachillerato. No quería que como ella tuvieran que abandonar la escuela con solo 12 años. Ella sabe que era muy niña cuando tuvo que dejó de estudiar y las consecuencias de ello, pero no lo dice con rencor. Tuvo que hacerlo para ayudar a sus padres en un huerto, y en otras muchas tareas.

En este municipio miles de niños deben abandonar la escuela a muy temprana edad, la pobreza llega a más del 50% de la población y a más del 80% en las zonas rurales. Sus consecuencias son terribles: deterioro de lo que se denomina el tejido social; bajos niveles de escolarización; imposibilidad de poder acceder a cualquier tipo de empleo; bajos niveles de ingresos… provocando, en algunas zonas, situaciones de inseguridad alimentaria y malnutrición.

EntreTODOS, una pequeña esperanza para cambiar las cosas

Educación y microfinanzas son una pareja muy poderosa en Guatemala. Juntas, ellas pueden ofrecer futuro y esperanza a cientos de mujeres. Eso es por lo que nosotros apostamos hace ya siete años en Guatemala. Martha, Maura, Esperanza y otras muchas mujeres como Adela nos está mostrando que no era un sueño, es una realidad.

A través de EntreTODOS creamos Grupos Educativos de Ahorro y Crédito, donde las mujeres se organizan para prestarse pequeños prestamos entre ellas. Pueden ahorrar y de los pequeños intereses obtener unos beneficios. Además, a través de la formación y de un seguimiento que hacemos, aprenden una profesión para montar sus pequeños negocios. Los préstamos son una parte fundamental de estos micronegocios, ya que ningún banco confiaba en ellas para prestarles el dinero que necesitaban.

Pero no nos desviemos, hoy Adela es nuestra protagonista, nuestra gran heroína. De sus cuatro hijos, ella vive con una de ellos y sus dos nietos de 2 y 4 años. “Si mi familia se ha beneficiado de todo lo que me está ocurriendo, porque ahora con mi pequeño negocio de venta de comida, también mi hija sale a atender el negocio conmigo, en nuestra casa ya tenemos un ingreso diario. Antes dependía, de lo que mis otros 3 hijos me daban cuando podían ayudarme, también ellos están contentos de ver que tengo mi negocio y también mi propio dinero”.

Sus ingresos provenientes de este emprendimiento todavía no son muy altos, unos 50€ al mes (Q450.00). Sin embargo, gracias al grupo también puedo ahorrar, más su pequeño negocio y su huerto mantiene a su pequeña familia.

Y nunca olvida a todas las amigas que ha hecho en este tiempo. “En la comunidad antes no teníamos ahorros, antes no pensábamos que pudiéramos tenerlos y mucho menos créditos. Ahora algunas vecinas al igual que yo, tenemos un pequeño negocio, es decir, ya tenemos ingresos para nosotras y nuestras familias”.

Cuando te levantas y oyes las noticias en el telediario, les los periódicos o los informes a los que desde dentro de una ONG estamos acostumbrados a enfrentarnos, posiblemente te planteas que lo que hacemos es una pequeña gota en un inmensidad demasiado grande, te planteas si merece la pena… pero la respuesta es SÍ, sin duda alguna es sí. Escuchar historias como las de Adela te lo demuestran.

“Yo tampoco pensaba que podía ahorrar y mucho menos tener un crédito, nunca había hecho ninguna de las dos cosas, Con el grupo ahora tengo mis ahorros y puedo tener créditos que me sirven para comprar los materiales para preparar y salir a vender mi comida todos los días”.

Tú también puedes convertirte en la oportunidad que mujeres como Adela necesitan, dona.