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El impulso de algas marinas en Filipinas ayuda a los agricultores más vulnerables

“Debido al bajo precio de compra de las algas marinas secas crudas, me planteé si merecía la pena seguir plantando algas ya que requería muchos esfuerzos para lo poco que ganaba con las ventas. Pero lo que hice es concentrarme en la variedad fresca para poder venderla en cualquier momento y así con lo que ganaba poder tener algo para comer”, cuenta Noe Bangolto, un agricultor de algas en Brgy Tidman, Hinatuan, Surigao del Sur. Él es uno de los agricultores que se ve afectado por el bajo precio de compra de las algas marinas crudas. El problema es que para ellos sus ganancias dependen del cultivo de alga; ya que suponen el 80% de sus ingresos. Aproximadamente, un 3% de los hogares en el municipio dependen de este cultivo. Se considera un negocio familiar ya que toda la familia está involucrada en él. Cuando el precio de la venta de algas es bajo, significa bajos ingresos para toda la familia.

Generalmente, el cultivo tiene tres ciclos al año. Sin embargo, hay meses en los que los cultivos sufren la enfermedad del “hielo-helado”, por lo que la cosecha se reduce bastante. Esta enfermedad es un fenómeno conocido entre las algas marinas que se produce cuando hay un cambio repentino de temperatura y salinidad del agua de mar, que hace que las ramas se rompan. Para minimizar el daño que esto supone, los agricultores recurren a una cosecha más temprana, de aproximadamente 45 días a partir de la fecha de la siembra. Pero las algas cosechadas antes de 60 días se consideran jóvenes y no producen carragenano de forma adecuada. El carragenano es un producto procesado de las algas secas crudas. Se trata de un ingrediente que se usa en diferentes industrias como en alimentos procesados, productos farmacéuticos, cosméticos, cuidado personal y productos de limpieza del hogar.

En los últimos 3-5 años, el precio de compra de las algas secas crudas ha tenido una tendencia a la baja. Muchos agricultores dejaron de plantarlas. Otros dejaban poco espacio para las plantaciones de algas y se dedicaban a otros cultivos. Esto ha hecho que estas comunidades vendan en el mercado mundial mucho menos de lo que vende Indonesia y China.

Una vez que se cosechan las algas frescas, éstas se secan al sol y se empaquetan para la venta a los consolidadores locales. Ellos se encargan de unificar los cultivos de una determinada zona y consolidarlos. Una vez consolidados, venden las algas secas al por mayor a los comerciantes que, a su vez, las venden a las empresas procesadoras de las grandes ciudades como Cebu y Metro Manila. Debido a que los agricultores de algas dependen de los comerciantes para la venta de sus productos, los precios, a menudo, son muy bajos. Por lo general, se venden a un 50% menos que el valor del mercado.

El precio también se ve afectado por la calidad de las algas. El precio en el mercado se basa, principalmente, en cumplimiento una serie de estándares que se miden por el grado de humedad, las impurezas, el contenido de arena y sal, el color y la fuerza. De esta forma, ya sea por la calidad de las algas o por el suministro, los agricultores de algas marinas son excluidos del mercado.

Por otro lado, Noe y su comunidad están muy expuestos a tifones y cambios climatológicos. De 2011 a 2013 varios tifones azotaron la municipalidad de Hinatuan, lo que provocó daños extremos en la zona, especialmente en los cultivos de algas marinas. Las tormentas tropicales Pablo, Sendong y Yolanda se llevaron a su paso cultivos de algas, secadores solares y algunos viveros.

Brgy Tidman es uno de los cuatro barangays en el que desde CODESPA estamos desarrollando un proyecto piloto para el impulso del alga marina. Junto al Centro de Empoderamiento y Desarrollo de Recursos (CERD) y el gobierno local de Hinatuan, estamos trabajando para mejorar el sistema de producción de las algas, así como la adaptación al cambio climático y al mercado. El objetivo es incrementar y estabilizar sus ingresos vinculándolos a un mercado estable a través de una empresa ancla y minimizando, al mismo tiempo, los riesgos ante los desastres.

Tanto Noe como el resto de la comunidad están emocionados al ver que pueden formar un papel activo en el proyecto: “La larga espera ha terminado. Esperamos ganar más ingresos con las algas de nuevo. Ahora podemos plantar más y estamos entusiasmados por nuestro futuro”, nos cuenta Noe.