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Las mujeres rurales, fundamentales para acabar con el hambre en sus comunidades

Las mujeres rurales, fundamentales para acabar con el hambre en sus comunidades

Las mujeres rurales son una pieza clave y decisiva para lograr la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza. Empoderar a mujeres y niñas, especialmente en zonas rurales, se ha marcado como uno de los caminos a seguir para lograr alcanzar estas grandes metas marcadas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

Los datos reflejan que si las mujeres agrícolas tuvieran las mismas oportunidades y condiciones laborales que los hombres, se podría reducir entre 100 y 150 millones las personas que sufren hambre en el mundo.

Desde 2008, el 15 de octubre, se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales para reflejar el papel fundamental de las mujeres en el desarrollo. Mujeres que son la espina dorsal y el sustento de sus comunidades, como en algunas regiones de África donde el 60% de las familias están a cargo de las mujeres. Ellas cultivan la tierra, cosechan y recolectan los alimentos, teniendo la responsabilidad de alimentar a sus familias y garantizarles el aporte suficiente de nutrientes. Además, son las encargadas de ir a buscar agua y la leña para poder cocinar los alimentos.

La mujeres son la base de la agricultura familiar

Son madres, esposas, hermanas e hijas que representan una cuarta parte del conjunto de la población mundial y dependen de la agricultura para subsistir y mejorar las condiciones de vida de sus familias. En los países del Sur entre el 60% y 80% de las mujeres trabajan en la producción de alimentos.

Según ONU Mujeres, ellas dedican más tiempo que los hombres y las mujeres urbanas a las tareas domésticas. Las mujeres rurales emplean 16 millones de horas diarias a la recolección de agua potable mientras que los hombres dedican a esta actividad unos 6 millones de horas. Las jornadas laborales de las mujeres rurales se amplían con los trabajos agrícolas, las tareas del hogar, el cuidado de los hijos y la obtención de ingresos realizando otros trabajos como la venta en mercados de sus productos.

Pero, aunque ellas trabajan la tierra, menos del 20% de los propietarios de tierras son mujeres. Las agricultoras poseen menos títulos de propiedad que los hombres y tienen un acceso mucho más limitado a insumos, semillas, créditos y formación. Además, las muertes maternas afectan en mayor proporción a las mujeres rurales ya que tienen menos posibilidades a ser atendidas por profesionales sanitarios en el momento de dar a luz.

Las mujeres rurales son agentes clave para lograr un desarrollo sostenible y conseguir cambios económicos, ambientales y sociales pero el camino para superar los retos que hemos descrito aún es largo.

Desde CODESPA, trabajamos con mujeres rurales apoyándolas para que puedan ser independientes y mejorar las condiciones de vida de su familia y su comunidad. Algunas han formado pequeñas cooperativas como en Ecuador, donde 14 mujeres lideran la cooperativa Biocaña que les ha permitido cambiar su futuro y enfrentarse a la pobreza. También en el continente africano, en Angola, trabajamos para que las mujeres se formen y tengan voz en sus comunidades. Ellas no solo han pasado a poder participar en las cooperativas, donde opinan y son escuchadas, ahora las tierras que trabajan también les pertenecen.

Rosa, Virginia y Natalia son mujeres que necesitan tu ayuda, #FirmaPorEllas haciendo clic aquí.