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Viviendo con 1 dólar al día

Viviendo con 1 dólar al día

¿Te imaginas lo que puede ser vivir con 1 dólar al día? ¿Vivir con 88 céntimos al día? Alrededor de 1.100 millones de personas, un quinto de la población mundial, vive con menos de un dólar al día. Las causas de vivir con esta cantidad pueden ser distintas pero hay algo común, es imposible vivir de una forma digna.

Para poder hacernos una idea mejor de lo que esto significa, hagamos el cálculo de qué cantidad disponen estas personas para pasar el mes. Hablamos de personas que tienen 27 euros para cubrir sus necesidades más básicas durante un mes. ¿Te haces una idea de lo que eso significa?

Sin acceso a servicios básicos como salud y educación, se trata de personas que trabajan en cualquier tipo de empleo con la única esperanza de poder ganar algo de dinero que les pueda llevar a una vida mejor. Personas que, sin ayuda, es imposible que salgan del círculo de pobreza en el que viven. Se trata de una pobreza “crónica”, personas que nunca han logrado salir de la situación de pobreza. Son personas olvidadas que están al margen de cualquier tipo de crecimiento económico y social.

Volvamos al significado de vivir con menos de un dólar al día. Pongámonos, por un momento, en el lugar de estas personas y en cómo les afecta en su día a día.

Vivir con menos de 1 dólar al día es no tener acceso a una alimentación adecuada

Para que nuestro cuerpo esté sano, necesita tener una alimentación equilibrada. Estas personas no reciben ni la cantidad ni la variedad que necesitan para poder vivir de una forma digna. Esto hace que contraigan enfermedades con mayor facilidad, en algunos casos, muy graves.

Necesitamos comer varias veces al día para estar activos, para desarrollar nuestra inteligencia, nuestra creatividad, para poder rendir en el trabajo, para poder dar lo mejor de nosotros. La pobreza y la falta de recursos económicos los priva no solo del dinero para comprar alimentos sino también de poder desarrollar sus talentos para conseguir un futuro más digno. Esto hace que sigan sumidos en una pobreza extrema.

… la educación, algo inalcanzable

Vivimos en una sociedad en la que los niños, desde muy pequeñitos, pueden ir a la escuela. Esto les permite desarrollarse en todos los aspectos. Juegan, se divierten, adquieren conocimientos y habilidades, aprenden a pensar, se construyen su futuro, poco a poco.

Las familias que viven con menos de un dólar al día, no tienen acceso a educación. Sus padres no lo han tenido pero tampoco pueden ofrecerles esa oportunidad a sus hijos. Se trata de niños que, en muchos casos, tienen que salir a la calle en busca de un trabajo para poder ganar algo más de dinero. En otros casos, desde muy pequeños, tienen que quedarse en casa para cuidar de sus hermanos mientras sus padres buscan trabajo. Una infancia muy lejos de nuestra realidad, que ningún niño merece.

Sin educación, estos niños no pueden soñar, no pueden aprender cosas que les permita desarrollarse y conseguir un futuro mejor para ellos y sus familias.

… no tienen derecho a enfermar

No tienen derecho a enfermar pero, desgraciadamente, son los que más enferman. El no tener una alimentación adecuada, hace que las enfermedades aumenten. Unas enfermedades que para nosotros son simples virus que nos hacen estar unos días fastidiados, para ellos pueden ser mortales. Enfermedades diarreicas, infecciones de vías respiratorias, el sida, la tuberculosis, la malaria, niños con bajo peso al nacer, son algunas de las enfermedades que se cobran más muertes en los países en vías de desarrollo.

Esto se une a que no tienen acceso a sanidad ni a vacunas. Enferman porque no pueden prevenir esas enfermedades y, en muchos casos, no pueden curarse porque no pueden ir a un médico, a un hospital que pueda proporcionales los medicamentos que necesitan.

27 dólares al mes. Estos son solo algunos ejemplos de lo que significa vivir con ese dinero. Si nos ponemos en su piel… si tratamos, por un momento, de imaginar cómo estaríamos nosotros, nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros hijos, viviendo con menos de 1 dólar al día, sentiríamos en nuestra piel el miedo, la desesperanza, el dolor y la angustia de no ver posibilidades de conseguir salir de esa situación sin ayuda.  Sentiríamos que somos invisibles para los demás, que no significamos nada para el resto del mundo. Sobre esta invisibilidad habla nuestra campaña “Fantasmas del Chimborazo”. Personas que sufren la desconfianza, la soledad, la injustica y la discriminación y que tienen derecho a ser escuchados. 

Pero hay esperanza para estas personas. Nosotros somos su esperanza, su oportunidad. Si todos nos unimos, si cada uno aportamos lo que podamos en esta lucha, la vida de estas personas podrá cambiar. Solo tenemos que dar el paso de dar lo que podamos. Acabemos con el miedo y demos paso a la esperanza.