Entre los mayores productores de soja se encuentran, por este orden: Estados Unidos, Brasil, Argentina y China.
Desde 2012, año en que empezamos a trabajar con las “Escuelas de Campo”, existen cooperativas agropecuarias legalizadas en algunas localidades de las provincias de Huambo y Bié cada día más acostumbradas a la producción de maíz, judía, patatas para cocer, mandioca, batata, cítricos y otros productos.
Los campesinos de estas localidades se dedican principalmente a la agricultura y a la ganadería. Y les estamos ayudando a que se organicen en cooperativas y les damos formación para que puedan mejorar sus producciones y ventas, incluyendo a cooperativas que ya estaban legalizadas, dentro de la provincia de Huambo. Durante el intercambio de experiencias, los campesinos de las dos provincias pusieron en práctica la multiplicación de la semilla de una de las legumbres de grano más rica en proteínas y que era poco conocida: la soja.
Al principio, el cultivo tuvo una tímida acogida por parte de los agricultores más vulnerables, puesto que para ellos lo importante es lo que sucede en el mercado, en el día a día. Viven las oscilaciones de precios de los productos agrícolas en función del calendario estacional y del juego entre la oferta y la demanda. Aunque los productos cultivados en estas localidades casi siempre son los mismos dependiendo del calendario agrícola, algunos aparecen principalmente en la época de lluvias (verano) y otros en la estación seca (invierno). Cuanto más elevada sea la demanda, mayor será la dedicación de los campesinos a un determinado producto. En este caso, la soja era un producto con poca demanda en el mercado local.
Al ser un cultivo de ciclo corto, la soja se cultiva principalmente a partir de la segunda quincena de febrero, evitando que coincida la fase de maduración con las lluvias, para que las vainas no se deterioren.
Sin embargo, su recogida casi siempre coincide con la de la judía de segunda cosecha (mayo-junio), y la mayor parte de las personas que acuden al mercado en esa época prefieren la judía a la soja. De ahí las inquietudes de los campesinos: cultivaremos soja, puede ser muy productiva; los costes de producción no son caros porque no necesitamos fertilizantes para cultivarla; pero, ¿quién la va a comprar?, ¿me ayudará a obtener esos pequeños ingresos que necesito para vivir?, ¿nos servirá como alimento para nuestras familias?
Eran estas, entre otras, las preocupaciones que manifestaban los campesinos sobre el cultivo de la soja. Por esta razón, en una primera fase se trató de un cultivo experimental, ya que la poca demanda de este producto en el mercado local y la falta de divulgación de su valor proteico para la nutrición humana, no despertaba el interés de los campesinos para producirlo.
Cabe recordar que, durante la fase de transición entre el conflicto armado y la paz, cuando había miles de personas desplazadas en campamentos, la soja –suministrada por el PMA (Programa Mundial de Alimentos) – era uno de los productos de mayor consumo por su elevado valor nutricional para equilibrar la dieta de las familias debido al alto índice de malnutrición de aquella época.
Algunas personas no podían imaginar que el modo de preparación de la harina de soja e incluso de la leche de soja que habían consumido en los centros de acogida de desplazados, también pasase por un proceso de preparación sencillo, manual y casero. La mayoría de las veces se encuentra en los mercados y supermercados como producto industrializado en forma de harina o leche.
El despertar de la ‘leche de soja’ en las comunidades más vulnerables
Nuestro proyecto no se basaba únicamente en la multiplicación de la semilla y en la gestión de un sistema que garantizase la autosostenibilidad de la semilla en las cooperativas, por medio de los bancos de semillas. También incluía la divulgación de su alto valor nutricional y de las formas de preparación para su consumo como alimento en las mismas familias. Surge entonces un elemento complementario que despertó el interés y la atención de estas comunidades: la leche de soja.
Desde CODESPA, junto con algunas de las administraciones municipales de ambas provincias, organizamos una serie de charlas para hacer una demostración práctica sobre la elaboración de la leche de soja en las que participaron más de 1500 mujeres de diferentes sectores de la sociedad, entre ONG, iglesias, enfermeras, profesoras y campesinas de las provincias de Huambo y Bié.
Situación actual
Hoy en día los campesinos de las cooperativas son más optimistas y están más motivados. Por un lado, existen algunos cambios en el equilibrio de la dieta familiar, ya que la soja forma parte de la misma, principalmente en el desayuno. Por otro lado, el precio de la soja en el mercado local ya es equilibrado y tiene una mayor demanda en comparación con la judía. La necesidad de cultivar soja no solo es colectiva por cuestiones cooperativas (cultivos colectivos para vender colectivamente), también es individual, pues existe un interés en cultivar para tener reservas en casa, tanto para consumir como para vender. La demanda cada vez es más elevada, tanto en el mercado local como en otros.
Ventajas encontradas en esta legumbre de grano:
- El valor proteico de la soja no se establece únicamente por la cantidad, sino también por la calidad en comparación con la proteína de origen animal (carne, leche, pescado y huevos).
- Todos necesitamos alimentos que contengan proteínas. Los niños que consumen alimentos deficitarios en proteínas son propensos a las enfermedades, desarrollan dificultades de crecimiento, no tienen interés en jugar, no asimilan los conocimientos en las clases y pueden padecer insomnio.
- La soja puede estar al alcance de todas las familias, en el ámbito rural y urbano.
- Su cultivo es fácil y barato.
- Mejora la fertilidad del suelo.
- Se puede cultivar alrededor de las casas.
- Cada 100g de soja contienen entre un 40 y un 50% de proteína.
En esta fase, en la que el país se enfrenta a un desequilibrio económico y la diversificación de la economíal, la soja es, sin duda, un alimento que puede ayudar a equilibrar la dieta de muchas familias, además de ser un importante producto local y nutricional para la comida escolar. La soja se presenta como una oportunidad para cada persona y para que las familias puedan alcanzar su seguridad y soberanía alimentaria.