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La marginación de la mujer: un problema cultural todavía existente en muchos países

La marginación de la mujer: un problema cultural todavía existente en muchos países

La pobreza tiene cara de mujer: sufren discriminación y se enfrentan a barreras culturales que impiden su independencia económica y social, provocando su marginación en educación, trabajo, política y en otro largo etcétera de aspectos de la vida. Por ejemplo, en muchos países cobran, de media, hasta un 30% menos que un hombre, por el mismo trabajo; o el 66%, de 796 millones de personas que no saben leer o escribir, son mujeres. Nos enfrentamos a barreras, que en muchos casos, son debidos a la cultura.

Así, en algunos países, como por ejemplo Marruecos, la discriminación hacia las mujeres se ha convertido en un hecho normal y aceptado por muchos con el paso de los años. Una situación de marginalidad que se ve agravada en el ámbito rural.

A pesar de las reformas y las políticas iniciadas en el país para fomentar la equidad y los derechos humanos con una mayor integración de la mujer en el desarrollo (entre otras, el nuevo código de familia “la Moudawana” desde 2004, la introducción en el código penal de la “criminalización” de la violencia conyugal, o la implementación en el Parlamento de la medidas de discriminación positiva desde el 2002 con el fin de promover la participación femenina en el proceso de toma de decisiones) las mujeres siguen sufriendo marginación y exclusión en el mercado laboral.

En la práctica, y en especial en las zonas rurales, las mujeres siguen siendo marginadas

Uno de los principales problemas con que se enfrentan las mujeres en zonas rurales es su falta de acceso a educación: en la región de Tánger- Tetuán y la región oriental, las tasas de analfabetismo son del 54% entre las mujeres, mientras que es del 29% entre los hombres. En el área rural de la región oriental la tasa de analfabetismo femenino sube al 73%.

A causa del escaso acceso a educación y formación las mujeres que llegan al mercado de trabajo tienen desventaja frente a los hombres:

  • La tasa de actividad femenina en Tánger-Tetuán es del 21% frente al 55% de tasa masculina.
  • En la región oriental dicha tasa es tan sólo del 14% entre las mujeres, frente al 55% entre los hombres.
  • Por último en la región de Casablanca la tasa total de actividad de la región está en el 44,3% siendo la actividad femenina del 19,1% frente al 70,7% de la tasa masculina.

El trabajo y la situación de la mujer en Marruecos

En los últimos años las mujeres de las zonas urbanas se han incorporado al mercado de trabajo. No obstante, sus condiciones de trabajo son precarias y sus sueldos inferiores a los de los hombres. En muchos hogares de ciudades como Tánger o Casablanca, la mujer es el único miembro que aporta ingresos a la familia y pese a que los maridos están desocupados, sigue recayendo sobre ellas el peso de las labores domésticas, con la consiguiente sobrecarga de trabajo. En las zonas rurales las mujeres realizan actividades agrícolas y ganaderas dentro de las explotaciones familiares, que en general, carecen de reconocimiento ni remuneración. Su dependencia económica de los maridos sigue siendo muy alta.

La situación de las mujeres sigue dominada por una visión muy tradicionalista que les dificulta en gran medida el acceso y control a los recursos productivos, especialmente en algunas regiones como la Oriental, donde la función social de la mujer sigue siendo confundida con su función biológica.

Actualmente, esta situación se repite en muchos países, que durante años han discriminado a la mujer a una posición secundaria. Por ello, estos nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, se presentan como vital importancia poner a la mujer en el primer plano de la nueva Agenda Post 2015. Si lo hacemos, los cambios serán muy importantes, por ejemplo, si todas las mujeres y hombres dejáramos la escuela, sabiendo leer y escribir, se reduciría en un 12% la pobreza en el mundo.