En un mundo que busca reencontrarse con lo esencial, el ecoturismo emerge como una herramienta poderosa para conservar la naturaleza, revalorizar la cultura y generar oportunidades de desarrollo en comunidades rurales.
Desde hace casi dos décadas, en CODESPA trabajamos para que el turismo no sea solo una visita pasajera, sino una experiencia transformadora tanto para quien viaja como para quien recibe.
Para lograr un ecoturismo sostenible y justo, es crucial fomentar políticas institucionales claras y una sensibilización continua de la población. También es necesario manejar las percepciones negativas sobre la conservación, muchas veces asociada a la expulsión de las comunidades de sus tierras, y fomentar la organización comunitaria para una gestión autónoma y sostenible de los recursos naturales.
Las tradiciones y la cultura indígena forman parte esencial de la experiencia turística en los lugares donde trabajamos. El ecoturismo fomenta el rescate y la revalorización de saberes ancestrales, permitiendo que el conocimiento se preserve y transmita entre generaciones, y ayudando a diversificar las actividades económicas de las comunidades.
En nuestros proyectos, fomentamos la equidad como eje transversal. La precaria situación de los derechos económicos de las mujeres agrava las brechas de desigualdad y afecta dimensiones como el empleo, los ingresos, la salud, la vivienda, el acceso a servicios básicos, la seguridad y la participación política. Por eso, el enfoque de género es una prioridad para desarrollar soluciones que mejoren sus capacidades y condiciones. Buscamos potenciar el trabajo digno y el liderazgo de las mujeres tanto en sus actividades económicas como en sus entornos sociales y políticos.
Una apuesta que comenzó en los Andes
En 2005 iniciamos en Ecuador, Bolivia y Perú un programa pionero de turismo rural comunitario. La iniciativa evolucionó en 2011 con RUTAS “Turismo Comunitario con Calidad Sostenible”, una metodología propia que impulsó más de 800 emprendimientos turísticos en 17 comunidades. Más de 4.000 familias resultaron beneficiadas en lugares como los lagos de Imbabura (Ecuador), el lago Titicaca (Bolivia) o el Valle Sagrado del Cusco (Perú).
RUTAS apostó por la calidad, la identidad cultural y el respeto al medioambiente, logrando un aumento del 22% en los ingresos familiares y una notable mejora de los servicios turísticos. Hoy, ese legado continúa.
Bolivia: gastronomía, resiliencia y liderazgo
En el Salar de Uyuni, líderes como Cristina López y Wilfredo Veniz son el rostro visible del impacto del ecoturismo. Sus emprendimientos de gastronomía y hospedaje han crecido, mejorado su infraestructura y captado turistas con mayor poder adquisitivo en los últimos años.

Cristina, excelente cocinera según todos sus vecinos, ha llevado su gastronomía a ferias internacionales, recuperando recetas ancestrales y motivando a otras mujeres a mejorar sus habilidades para encontrar un empleo o tener su propio negocio. Wilfredo, pionero en instalar baños privados en su pequeño hotel, lidera una asociación de emprendedores que hoy ofrece servicios de calidad y es capaz de negociar colectivamente. Para ambos, el turismo es una alternativa real a la migración y a actividades extractivas como la minería.

Ecuador: biodiversidad, mujeres y saberes
En Ecuador, el ecoturismo se entrelaza con la conservación de cerca de 80.000 hectáreas de bosques y páramos y el fortalecimiento de bioemprendimientos liderados por las propias comunidades. Más de 500 familias vinculadas a 50 emprendimientos turísticos, muchos de ellos gestionados por mujeres (43%), han mejorado sus ingresos y calidad de vida. El ecoturismo también impulsa el rescate de saberes ancestrales, la medicina tradicional y la promoción de la cosmovisión indígena.

La creación de guías de turismo y normativas específicas, así como el fomento del aviturismo y las prácticas de sanación, son algunas de las soluciones que promovemos. Las alianzas público-privadas permiten mejorar la conectividad, la infraestructura y la promoción turística.
Un ejemplo es la campaña Takeover en Amazonía-Pastaza, en colaboración con reconocidos influencers turísticos: Niels Olsen, Jonathan Miranda, Sebastian Peña, Esteban Hidalgo, quienes han visibilizado las experiencias de ecoturismo que apoyan nuestros proyectos.
República Dominicana: entre el mar y la selva
En el Monumento Natural Cabo Samaná, promovemos un modelo pionero de ecoturismo regenerativo. Financiado por el Critical Ecosystem Partnership Fund (CEPF) y en alianza con el Centro para la Conservación y el Ecodesarrollo de la Bahía de Samaná y su Entorno (CEBSE), guardaparques y autoridades locales como el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales y el Consejo Municipal de Las Galeras. Trabajamos para preservar la biodiversidad única del área protegida y proteger especies en peligro de extinción.

CEBSE, organización reconocida por su compromiso con la protección de ecosistemas marino-costeros y forestales en la región, valida el Plan de Manejo del área protegida y la evaluación del estado de conservación de especies amenazadas, buscando generar datos clave para orientar acciones estratégicas de restauración y monitoreo. Los guardaparques, por su parte, son actores esenciales en la vigilancia, manejo y preservación del área protegida.
Bajo una visión de turismo en armonía con la naturaleza, se refuerza el papel de las comunidades como guardianes del patrimonio ambiental. Las actividades incluyen avistamiento de aves, ballenas y manatíes, así como senderismo o escalada. Esto cobra especial relevancia en un país que ocupa el séptimo lugar en vulnerabilidad climática en la escala mundial, posicionando al ecoturismo como instrumento transformador en la lucha contra el cambio climático y el desarrollo socioeconómico.
El turismo aquí es una herramienta de restauración ambiental, educación y resiliencia. Se promueve la restauración de hábitats, el monitoreo ambiental y la construcción de una red local de defensa del ecosistema. El modelo combina procesos participativos, educación ambiental y prácticas adaptadas al territorio, proyectando una ruta replicable para zonas de alto valor ecológico.
Las alianzas como motor
También en Perú, este enfoque es especialmente beneficioso. El emprendimiento ATIPTALLA, liderado por 33 familias (la mayoría mujeres), ha logrado:
- Reducir brechas laborales, generando oportunidades de autoempleo.
- Aumentar ingresos y empoderamiento económico.
- Fortalecer el liderazgo femenino en la toma de decisiones.
- Invertir en la capacitación digital de los jóvenes, preparándoles para asumir roles clave en el futuro.
Nada de esto sería posible sin alianzas sólidas. En Bolivia, Perú, Ecuador y ahora en República Dominicana, trabajamos con comunidades, empresas y gobiernos para construir un nuevo modelo turístico. Aliados como Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Fundación “la Caixa” o CEPF son clave.

El ecoturismo no es una moda. Es una respuesta coherente a los grandes retos actuales: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desigualdad. En CODESPA creemos en su poder transformador. Seguiremos apostando por un turismo que conserve, incluya y genere futuro. Nuestros programas integran a las comunidades en el mercado turístico, mejorando su calidad de vida y promoviendo su cultura y saber tradicional.
Han participado en la actualización de este artículo Miguel Ángel Villarroel Campero, responsable de CODESPA Bolivia; Arcenio Maldonado Candia, experto en turismo de CODESPA Bolivia; María Elena Guaña, experta en turismo de CODESPA Ecuador; Diana Patricia Borrero Román, responsable de la delegación de CODESPA Caribe.
Este artículo es una versión adaptada y actualizada del trabajo de CODESPA en Turismo Rural Comunitario en Iberoamérica. Si quieres saber más, pincha aquí.