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Nuestros aprendizajes en la lucha contra el hambre en Angola

Nuestros aprendizajes en la lucha contra el hambre en Angola

A finales de año, a todos nos gusta echar la mirada atrás y eso queremos hacer hoy con nuestro trabajo en Angola. Desde 2010 trabajamos en Angola con los agricultores de las provincias de Huambo y Bié para acabar con la situación de inseguridad alimentaria y hambre en la que viven. A través de los bancos de semillas, sistemas de almacenamiento (tanto para semillas como alimentos), desarrollo de cooperativas, formación en las escuelas de campo, ‘talleres’ de cocina y legalización de las tierras de las familias, hemos podido ayudar a las comunidades más vulnerables.

Pero sabemos que el trabajo continúa para poder acabar con el hambre. Y es necesario hacer balance sobre nuestros aprendizajes durante el proyecto, aciertos y errores, y los retos a los que nos enfrentaremos en el futuro.

Al igual que hacemos en todos nuestros proyectos, en este caso es de gran importancia que los agricultores, sus familias y todas las personas e instituciones que forman parte del proyecto participen tanto en el diagnóstico de la situación, como en la búsqueda de soluciones y su implementación. Fue muy importante que desde el primer momento se apropiaran del proyecto y confiaran en él, ya que gracias a eso los resultados han sido buenos y las perspectivas de futuro son muy positivas.

Hemos visto como la formación a través de las escuelas de campo en las comunidades rurales es fundamental para que los agricultores recuperaran – tras 27 años de guerra en el país – los conocimientos agrícolas que se perdieron por el conflicto. Tuvimos claro la importancia de establecerlas en lugares accesibles para que los agricultores pudieran participar y aprender a cosechar sus campos, diversificar estas cosechas, gestionarlas y saber qué alimentos pueden ser los más nutritivos para sus hijos y familias.

Viendo que la falta de semillas de calidad provocaba la baja producción de sus cosechas y era uno de los mayores problemas a los que se enfrentaban los campesinos, entendimos que necesitábamos canales de venta y distribución de semillas que les permitieran acceder a ellas adaptándolo a sus capacidades logísticas y económicas. Estamos consolidando los bancos de semillas comunitarios que dan acceso a las semillas a un mayor número de agricultores y a un coste asequible para ellos.

Los retos a los que nos enfrentamos en futuros años

Para que el proyecto se consolide y mirando hacia el futuro, tenemos una serie de retos en los que trabajar.

  1. Es imprescindible consolidar Sementes do Planalto una marca que permite vender estas semillas de calidad y que los agricultores se conviertan en proveedores de ellas, para su propio país. Les enseñamos a seleccionar las mejores semillas, almacenarlas y como tratarlas y, a través de un crédito en especie, devuelven el doble de las semillas que se les prestan. Así, el número de semillas de calidad se multiplica y cada vez, más agricultores pobres están accediendo a estas semillas. Queremos intervenir cada vez en menor medida en todo el proceso y transferir todas las competencias a los agricultores y cooperativas de manera paulatina.
  2. Otro reto importante será ampliar la variedad de cultivos para que su dieta sea mucho más rica y nutritiva. Esto exigirá un esfuerzo importante de colaboración con los socios públicos para su participación en las fases de investigación de las semillas.

En estos seis años hemos aprendido mucho y hemos mejorado las condiciones de vida de muchas familias en las áreas rurales en las que trabajamos. Juntos lograremos que la inseguridad alimentaria en Angola sea cosa del pasado.