Bertha es una joven madre, de las zonas rurales de Bolivia. Al igual que otras muchas mujeres, se vio obligada a emigrar sin encontrar una vida mejor, ni poder salir de la pobreza.Al volver a su hogar, a través de la agricultura no obtenían los recursos suficientes para sobrevivir y no podían pagar la escuela de sus hijos.

El turismo rural comunitario les ha permitido a ella y otras muchas mujeres, convertirse en líderes de su comunidad. Ahora ellas generan sus propios ingresos, que los invierten en sus familias y en sus hijos. No solo está cambiando su presente, también su futuro.

Ahora mis hijos van a la escuela. Como yo nunca aprendí a leer y a escribir, se ríen de mi pero yo estoy contenta porque van a tener un futuro mejor.

Por eso hoy celebramos el Día Internacional del Turismo, como un sector que ha sabido aportar su granito de arena en la lucha contra la pobreza. A través del turismo rural comunitario, se incentiva una forma de viajar diferente. Los turistas pueden conocer la cultura y las costumbres de las comunidades de manos de los propios indígenas que viven en las zonas visitadas. Esto les permite a las comunidades más pobres formar parte de los flujos turísticos y así obtener unos ingresos más allá de lo que les da la agricultura. Algo muy importante para estas personas que necesitan cubrir necesidades como que sus hijos puedan ir a la escuela o que puedan tener acceso a medicamentos.

Se trata de un turismo que recupera y preserva la cultura. Un turismo vivencial centrado en la convivencia con las comunidades, dando una gran importancia al contacto con la naturaleza. Por ejemplo, las comunidades pueden seguir desarrollando su técnicas de teñir, su forma de cantar con sus instrumentos típicos, los denominados “pututeros”, etc. La acogida a los turistas está liderada por las mujeres y eso supone que los ingresos que generan tengan un mayor impacto tanto en la escolarización de los niños como en su nutrición. Algo que mejora la autoestima de estas mujeres que siguen teniendo un rol tradicional y secundario en estas comunidades.

El turismo rural comunitario cambia la vida de los más vulnerables en los países andinos

Desde CODESPA llevamos muchos años trabajando para impulsar el turismo rural comunitario en zonas rurales en Perú, Bolivia y Ecuador. Estos países se caracterizan por una indudable riqueza cultural y ambiental. Con una de las historias más ricas y largas del mundo, los países andinos fueron reconocidos por su biodiversidad y significativa riqueza y diversidad cultural. Pese a todas estas condiciones, Bolivia, Ecuador y Perú se encuentran entre los países con mayor desigualdad de la región, que es la menos equitativa del mundo. En los tres casos, los niveles de pobreza superan el 30% y los de pobreza rural el 40%: los beneficios no alcanzan a una parte significativa de sus poblaciones. La pobreza alcanza el 33,1% de los habitantes y llega al 52,8% en el medio rural.

El turismo se constituye como un sector potencial para que las comunidades rurales puedan tener unos ingresos adicionales a los que obtienen de la agricultura. A pesar de las potencialidades del sector turístico y el elevado número de visitantes de las zonas en las que trabajamos, las poblaciones tradicionalmente se han visto excluidas de los beneficios de la actividad turística en muchos casos.

A través de nuestros proyectos, formamos a las comunidades indígenas para que aprendan a ofrecer los servicios adecuados a los turistas, teniendo un nivel de calidad turística rural acorde a las necesidades del mercado. Además, les apoyamos para que ellos mismos gestionen sus hostales, sus restaurantes, los servicios que ofrecen, de una manera eficiente. Por último, apostamos por las alianzas público-privadas para que haya un mayor flujo de turistas a estas comunidades.