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Las Unidades Autofinanciadas (UAF), un modelo inclusivo de innovación microfinanciera

Las Unidades Autofinanciadas (UAF), un modelo inclusivo de innovación microfinanciera

Durante las últimas tres décadas las microfinanzas han tenido un desarrollo significativo como herramienta eficiente de reducción de pobreza, a través del acceso a servicios financieros básicos para la población en situación de vulnerabilidad y exclusión.

 

Dentro del abanico de productos y servicios microfinancieros, el microcrédito ha sido el que ha tenido una mayor expansión, siendo múltiples las organizaciones formales o informales que han desarrollado experiencia en este sentido.

Las microfinanzas son una herramienta que dependiendo del uso que se les dé tienen un impacto, positivo o negativo, en la vulnerabilidad y exclusión de las personas. El enfoque tradicional de las microfinanzas, por el que se suele dar prioridad al microcrédito, puede tener un impacto positivo pero puede generar en otros casos sobreendeudamiento. A esto , se le pueden sumar dependencias importantes a los prestatarios si no se realiza un adecuado análisis de la situación económica y crediticia de las personas que han solicitado el crédito.

Paralelamente, se ha evidenciado una concentración excesiva de oferta de microcréditos en las zonas urbanas de los países en desarrollo, donde las microfinanzas han tenido un importante crecimiento y desarrollo.

Desde CODESPA, en el marco de nuestra estrategia de intervención para desarrollar modelos inclusivos que fomenten el acceso a financiamiento para la población base de la pirámide, promovemos las microfinanzas comunitarias en zonas rurales y semiurbanas. En estas zonas no hay acceso a servicios financieros y los usureros se aprovechan de ello, provocando un impacto muy negativo en la población más vulnerable.

Las Unidades Autofinanciadas o UAF: herramienta contra la pobreza

Las Unidades Autofinanciadas o UAF son grupos de ahorro y crédito formados por personas con cierta afinidad que se pueden agrupar y formar su propio grupo. Estas finanzas comunitarias son una estrategia para fortalecer la asociatividad en pequeñas comunidades, enseñarles a ahorrar y manejar sus propios ahorros, y facilitar el acceso a capital a la población en situación de pobreza, para financiar sus necesidades y, así, reducir su vulnerabilidad. Este modelo no se basa en acceder a capital proveniente de fuentes externas, sino de promover el ahorro de la comunidad.

En esta línea, hemos firmado un acuerdo con la Fundación I&C, Inversión y Cooperación (I&C) con el fin de desarrollar en Guatemala la metodología UAF, implementada previamente en otros países de Latinoamérica. Con esta alianza buscamos desarrollar un modelo de inclusión social basado en cuatro pilares principalmente:

  1. Autogestión por parte de la propia comunidad: Son los propios grupos que, una vez capacitados, deben autogestionar la UAF en todos sus aspectos. Los miembros de las Unidades Autofinancidas deciden de forma autónoma el valor de la acción, quién recibe los préstamos o microcréditos, sus condiciones y su propósito, que a veces difieren del emprendimiento.
  2. Educación financiera: El ahorro colectivo y la autogestión del mismo es un proceso muy eficaz de educación práctica de los miembros de la UAF. Se aprende de forma colectiva y mediante la práctica, a través de la metodología “aprender haciendo”. A su vez, se promueve en las personas el ahorro y la cultura de pago, así como se sensibiliza a sus miembros sobre su importancia, con el objetivo de reducir su vulnerabilidad.
  3. Autofinanciación: La financiación no parte de la necesidad del crédito externo, sino del esfuerzo del ahorro de las propias familias que forman la UAF. Es de este ahorro interno de donde se generan los préstamos para atender sus necesidades, un aspecto que reduce el riesgo de sobreendeudamiento. 
  4. Acceso a tecnología: A través de tecnología adaptada, el almacenamiento en la nube y los móviles, se pone la tecnología accesible a la base de la pirámide, lo que facilita el seguimiento financiero de los grupos y potencia su crecimiento y expansión. El uso de la tecnología nos permite además entender la forma en la que el capital es utilizado, distribuyéndose en destinos como: alimentación, salud, educación, negocio, pago de deudas, vivienda y otros.

Todo ello, junto con la autogestión del fondo por los propios grupos, tiene un impacto en el empoderamiento y en la dignidad de estas personas, ya que son ellos mismos los protagonistas de su grupo de ahorro y crédito; y en definitiva protagonistas de su desarrollo.