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El hambre: su medida y consecuencias

El hambre: su medida y consecuencias

A lo largo de la historia, el hambre ha sido uno de los principales retos de la cooperación internacional al desarrollo. La inseguridad alimentaria, la desnutrición y malnutrición llevan años en las agendas de las instituciones que luchan contra la pobreza. Así quedó reflejado en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, donde el primero de ellos se marcaba la meta de reducir a la mitad el porcentaje de personas que pasaban hambre en 1990 antes de 2015.

Actualmente, a menos de un año de la fecha límite para conseguir este objetivo, 842 millones de personas sufren hambre crónica en el mundo; 827 millones de ellos viven en países en desarrollo.

¿Qué es el hambre?

Según la FAO, la ‘medida del hambre’ se define como subnutrición; esto es, consumir menos de 2.100 kcal/día. ¿Qué consecuencias directas tiene no alcanzar esta cantidad de energía consumida? Cuando una persona no ingiere las calorías marcadas por el organismo de la ONU, se encuentra antes muchos problemas para poder desarrollarse profesionalmente y personalmente:

  1. Las personas encontramos muchas dificultades para llevar una vida activa y sana.
  2. Los niños disminuyen su capacidad de aprender y jugar. 
  3. Para las mujeres, el embarazo se convierte en un estado de alto riesgo.

Los efectos son devastadores en el caso de los niños ya que, una mala nutrición durante los dos primeros años de vida, provoca daños irreversibles en su proceso de crecimiento, teniendo graves consecuencias en su desarrollo físico e intelectual que les impedirán desplegar sus capacidades al máximo.

Esta inseguridad alimentaria va unida al margen de acción que los países tienen para diseñar sus políticas agrarias y de distribución de alimentos, lo que conocemos como soberanía alimentaria.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los beneficiarios de este tipo de legislaciones no suelen ser sus habitantes más vulnerables. Como dato revelador al respecto se calcula que más del 90% de los agricultores del mundo son campesinos e indígenas, pero controlan menos de un cuarto de la tierra cultivable disponible en el planeta. (Datos de GRAIN).

Angola, un país golpeado por el hambre

Angola es un claro ejemplo de país en el que su población tiene que enfrentarse, día tras día, a la inseguridad alimentaria y a la falta de poder de decisión sobre las que tradicionalmente han sido sus tierras. Además, es un caso que resulta cuando menos paradójico, ya que la capital angoleña es conocida por ser la ciudad más cara del mundo. Sin embargo, el 54% de sus habitantes viven con menos de 1,25 dólares al día, situación en la que el hambre constituye una amenaza constante.

Infografía sobre la injusta lucha de los alimentos

La injusta lucha del hambre