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El futuro de Angola en las manos de las agricultoras: los testimonios de Najweshele y Emília

Najweshele (etnia khoisan) y Emília (etnia bantú) son dos de las lideresas que participan en el proyecto ECOSAN, en la provincia de Cunene. Trabajan sus tierras utilizando técnicas de agricultura sintrópica, que les permiten aumentar la cantidad de alimentos disponibles y hacer frente a la malnutrición que amenaza a sus pueblos.

 

Se cree que los khoisan (también llamados bosquimanos) descienden de pueblos cazadores-recolectores que habitaron el sur de África y que desaparecieron con la llegada de los bantúes a esta región hace unos 2000 años. Con la práctica de la agricultura por parte de los bantúes, su territorio de caza se redujo y el pueblo khoisan, en consecuencia, se dispersó. Hoy están presentes en pequeños grupos en países como Angola, Namibia o Botsuana, y se enfrentan, entre otros, a los retos del cambio climático.

Los khoisan son una tribu nómada, suelen desplazarse de un lugar a otro. Viven aislados y dependen sobre todo de los frutos silvestres y de los animales que cazan en un entorno con una biodiversidad cada vez menor. Aunque, en la comunidad de Omupapa, en Cunene, destaca una colaboración excepcional entre bantúes y khoisan. Los bantúes ayudan a los khoisan proporcionándoles animales para apoyar la agricultura, a cambio de mano de obra, sin que haya una mezcla social. Pero cuando cae la lluvia, algunos niños se reúnen, demostrándonos que, a veces, las fronteras que nos separan son insignificantes.

Desde 2022 desarrollamos en la zona el proyecto ECOSAN, financiado por el Instituto Camões, en el marco del Programa FRESAN de la Unión Europea. Apoyamos a las comunidades a formarse en técnicas de agricultura sintrópica, que busca imitar los procesos naturales del ecosistema para crear sistemas agrícolas sostenibles y productivos. A través de las escuelas de campo aprenden de manera práctica estas técnicas que les permiten superar los cambios del clima y mejorar su productividad, incluso para obtener excedentes que vender en los mercados locales.

 

La sabiduría de Najweshele para enfrentar los desafíos

Najweshele Nangombe, madre de seis hijos, de los que sólo viven dos, es lideresa de su comunidad. Como la más mayor de las mujeres, tiene la responsabilidad de ser su consejera y coordinarlas en la recogida de los frutos. Cuando era niña, solía acompañar a sus padres en la recolección de frutas silvestres para comer y vender. También cultivaban un poco de massango, un tipo de cereal, en la granja familiar. A medida que los frutos se agotaban, se trasladaba de un lugar a otro hasta que llegó a Omupapa con una de sus hijas. Durante su experiencia, aprendió a probar diferentes alimentos y a reconocer una raíz especial llamada “twala”, que considera como “el antídoto para cualquier fruta que haga daño.” Ahora Najweshele espera poder cultivar una diversidad de alimentos en cantidad suficiente para todos los miembros de la comunidad.

Me alegro mucho cuando llegan las lluvias y veo aparecer los primeros frutos, pero siempre son insuficientes. Mi mayor deseo es desarrollar la actividad agrícola a una escala que me permita obtener alimentos suficientes para saciar mi hambre y la de mi familia.

Najweshele Nangombe.

 

 

El valor de la escuela para Emília

Emília Mutango Lucas, de 45 años, es madre de cuatro hijos, y vive en la comunidad de Kakindo, donde nació. Hoy, con la formación práctica que recibe cada semana en su escuela, está aprendiendo un modelo agrícola capaz de satisfacer las necesidades alimentarias de la familia y, al mismo tiempo, promover la regeneración de la tierra que la ha visto crecer.

Cada semana nos trasladamos de nuestras casas a la escuela de campo en busca de conocimientos para producir más en nuestros campos y conseguir alimentos suficientes para nuestros hijos.

Emília Mutango Lucas.

 

Junto con nuestro socio local, ADPP, apoyamos a 34 comunidades rurales de la provincia de Cunene con el proyecto ECOSAN. Trabajamos en la promoción de herramientas y técnicas de agricultura sostenible, nutrición y buen uso de los recursos naturales, con el fin de contribuir a la reducción del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición de 1.700 familias.