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Virginia, una mujer invisible solo por ser mujer

Virginia, una mujer invisible solo por ser mujer

Virginia Rosalinda tiene 54 años y es madre de 2 hijos, creció en la pequeña comunidad de Maldonado, a pocos kilómetros de la ciudad de Esmeraldas en Ecuador.

Virginia siente la invisibilidad por parte de los hombres. Vive el racismo en su piel. Se siente apartada, sin tener las mismas oportunidades que los hombres. Cuando participa en las reuniones de la comunidad, se siente como si fuera un fantasma. Sus propios compañeros no le tienen en cuenta, haciendo que ella se sienta totalmente ignorada. Le duele mucho ya que cree que si todos trabajan juntos y se dan las mismas oportunidades tanto a hombres como mujeres, el progreso sería mucho mayor para todos.

Millones de niñas y mujeres están en la misma situación que Virginia; son discriminadas por el simple hecho de ser mujeres.

 

En el caso de Virginia se une que ella es afroecuatoriana y eso hace que sufra una doble discriminación. Cultiva cacao pero no puede mejorar su producción ya que, al ser mujer, se encuentra aislada, sin acceso a herramientas, a formación, a reuniones en las que puede aprender de los demás.

Necesita mejorar sus ingresos y los de su familia para poder acceder a servicios básicos: que tengan acceso a medicamentos, que puedan invertir algo de dinero en su casa, en definitiva, que puedan vivir en unas condiciones de vida justas. Para poder avanzar en sus cosechas, necesita aprender nuevas técnicas de cultivo. Así ella podrá mejorar la producción del cacao y aumentar las ventas de sus productos. Eso le permitiría tener algo de ingresos, algo tan necesario para su familia.

La pobreza es sexista

La exclusión de las mujeres en el trabajo y en los círculos de la economía local, hacen que su papel quede relegado a un segundo plano. Sin embargo, siendo la mujer la responsable de llevar los ingresos al hogar, aumenta en 20 veces la probabilidad de supervivencia de los niños. Pero, la pobreza es sexista, la pobreza hace a la mujer invisible.

Desde CODESPA ‘fortalecemos’ a las mujeres y las niñas, para que así tengan las mismas oportunidades que cualquier otro hombre y niño. Por ello trabajamos para que tengan acceso a una educación y formación de calidad; favorecemos su incorporación laboral e impulsamos su inclusión financiera a través de microcréditos que les permiten empoderarse; y trabajamos para que su voz sea escuchada en las comunidades, ayudándoles a que formen parte de los procesos de decisión en las cooperativas.

Un mundo donde todas las mujeres y las niñas tengan las mismas oportunidades de progresar, tener poder y seguridad, es posible. Pero no podemos lograrlo si se excluye a la mitad de la población, necesitamos la ayuda de todos. Luchemos para que Virginia tenga la visibilidad que necesita para conseguir un futuro mejor y justo. Dale tu voz en www.fantasmasdelchimborazo.com.