La República Democrática del Congo es el segundo país más grande del continente africano. Un país que ha vivido entre oleadas de guerra los últimos 20 años por causa, entre otras, de la ambición por poseer los recursos minerales que de norte a sur han condenado a los congoleños.

Y en R.D. del Congo, el país con menor renta per cápita del mundo, se encuentra Goma, una ciudad de 160.000 habitantes. Muchos de ellos, como en cualquier lugar del mundo, son niños. Pero los niños de Goma no son como los otros niños, son víctimas de la violencia y de un conflicto armado que no cesa.

La población de Goma es víctima y verdugo de delitos de toda clase: saqueos, violencia sexual, asesinatos, reclutamiento de niños y niñas soldado, etc. Una dramática situación que empuja a la población a una situación de pobreza extrema. Y el futuro, sobre todo de los niños, no se vislumbra mejor, con un porcentaje de escolarización primaria inferior al 34%. En Goma, la infancia es una etapa difícil de vivir.

Ante esta situación de exclusión social, abandono y falta de oportunidades, los habitantes de Goma cometen delitos, también los niños. Estos actos de delincuencia, sean graves o leves, terminan con detenciones por parte de las autoridades, muchas veces incluso por motivos arbitrarios.

Los niños de Goma van a la cárcel con los adultos. Sin distinción de edades. Y las cárceles de Goma no son como las de cualquier otra ciudad. Son cárceles donde los presos viven hacinados, sin acceso a cuidados médicos, con poca comida y agua y con continuas violaciones a los derechos más básicos que garantizan la dignidad humana. Las niñas, aunque en menor número, son víctimas de violencia sexual y psicológica, provocando embarazos no deseados.

“Cuando creces en un ambiente de violencia, solo aprendes violencia, lo que imposibilita tu reinserción”

Entre esa maraña de desesperanza trabajamos por devolverles a los niños el derecho a la infancia. Por ello, llevamos a cabo un proyecto que quiere dar a los niños y niñas de las cárceles de Goma las herramientas y las capacidades que necesitan para que puedan reinsertarse en la sociedad y salir del bucle de violencia y la pobreza. Se les apoya, poniendo a su alcance la posibilidad de vivir una vida digna y de poder convertirse, en un futuro, en adultos que sean motor de crecimiento y desarrollo para sus familias y comunidades.

Se les presta asistencia psicológica, con el objetivo de ayudarles a superar los traumas que la violencia provoca en cualquiera. Y se les acompaña en la verdadera idea de reinserción, para que sean conscientes de que existen otras opciones.

Se organizan talleres de aprendizaje, creativos y recreativos que les permiten aprender aspectos básicos de la vida. Trabajan junto con otros niños que no han estado en la cárcel con el objetivo de ser despojados del estigma que se les ha impuesto.

No podemos cambiar el pasado, no podremos devolverles a los niños y niñas esa infancia robada. Sin embargo, sí que podemos ayudarles a que su futuro sea diferentes y en eso trabajamos: “Niños y niñas marcados: el abuso de sus derechos en Goma (R.D. del Congo)”.