↑ Blog

El problema de la seguridad alimentaria en Angola

El problema de la seguridad alimentaria en Angola

Según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre el Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, los angoleños deberían sentirse orgullosos.

Pero este orgullo lo deben de sentir personas ajenas a la realidad y que no saben lo que es pasar necesidades. Aquí sería apropiada una expresión en lengua nacional umbundu: Epute liukuenle oliyeva okuleha, evalo lia sala kumuele, para afirmar que la situación de la seguridad alimentaria en Angola sigue siendo un gran problema. Hay que visitar las comunidades rurales y periféricas, y conocer así la realidad del país, porque sin duda sigue habiendo muchos problemas de hambre.

La relación entre el hambre y el analfabetismo

Se han realizado estudios que revelan claramente la escasez de alimentos en las comunidades angoleñas hoy en día. Hay familias que únicamente hacen una comida al día, obtenida con gran dificultad – haciendo un trabajillo aquí o allí para conseguir unas tazas de harina de maíz (fuba) y apaciguar esa inquietud que perturba a la familia en todo momento –. Los niños lloran porque no tienen nada que comer y, cuando no se come, aún resulta más difícil mandar a los niños a la escuela, por lo que se mantiene el índice de analfabetismo.

La erradicación del analfabetismo es otro desafío al que se enfrenta el país, del que deriva una dicotomía muy seria: ver cuál será la prioridad, acabar con el hambre o con el analfabetismo. Todo el mundo sabe que la primera necesidad humana es alimentarse, y que un saco vacío no se mantiene en pie. De cierta forma, hay que considerar la agricultura familiar como un medio para mitigar o incluso superar el problema de seguridad alimentaria de las comunidades. Y no basta con analizar el problema parcialmente, sino que hay que estar en contacto directo con los afectados, proporcionar los medios necesarios e impulsar este sector; de otra manera todo esfuerzo será inútil. Porque en los despachos y otros lugares podemos estar hablando de estimular la producción interna de forma teórica, sin bases sólidas.

En las comunidades existen grandes preocupaciones como la falta de medios para producir los alimentos necesarios para conseguir su seguridad y soberanía alimentataria: falta de fertilizantes, falta de semillas, así como la inexistencia de un programa de saneamiento básico. Todos estos factores sientan las bases de la inseguridad alimentaria.

Al leer el informe parece que los objetivos de seguridad alimentaria se alcanzaron o que se superaron las expectativas. Y, de una forma muy parcial, así es; pero cuando analizamos directamente a las comunidades, la realidad es completamente diferente. Diríamos que los programas de este nivel son de suma importancia para paliar problemas puntuales.

La malnutrición entre los más pequeños

La problemática de la seguridad alimentaria también está relacionada con la malnutrición que afecta a muchas familias en Angola: hay familias que no tienen acceso a una alimentación saludable, lo que contribuye a la aparición de problemas de salud, que por su parte pueden afectar a la actividad productiva, lo que aumentará los problemas de nutrición de las familias en las comunidades. Para minimizar dichos problemas hay que trabajar en la diversificación de la dieta de la población, poner en valor los recursos locales y dar poder al pequeño productor (que forme parte de la toma de decisiones sobre sus necesidades reales, tanto de sistemas de trabajo, como de alimentación y de toda la actividad que le rodea).

En nuestra opinión, la seguridad alimentaria en Angola debería enfocarse de una forma técnica y no general. Habría que dejar de usar palabras bonitas y ser realista llamando a cada cosa por su nombre, es decir, investigar los problemas con mayor profundidad para presentar datos fiables sobre los problemas de seguridad alimentaria. Por lo tanto, en Angola aún serán necesarios muchos programas de seguridad alimentaria que partan de las familias, que dependen de la agricultura para hacer sostenible el sector de la agricultura familiar y así poder minimizar las importaciones de los productos que se pueden producir localmente.

En cuanto a la malnutrición, el país cuenta con muchos productos para luchar contra ella, no solo en las comunidades. En estas, encontramos por ejemplo: calabaza, soja, cacahuete, guisante, judía, sésamo y una gran diversidad de hortalizas. Con todos ellos se podría diversificar la dieta. Para ello, habría que divulgar entre las familias la existencia de dichos productos, pero la falta de acceso a la información por parte de las familias repercute en su malnutrición. Por esto, mientras no tengan acceso a esta información que les permita abrir los ojos, el problema de malnutrición se mantendrá.