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Unidades de Autogestión Financiera para generar desarrollo en las zonas rurales de Centroamérica

Unidades de Autogestión Financiera para generar desarrollo en las zonas rurales de Centroamérica

La población rural de Guatemala y Nicaragua vive en condiciones de vulnerabilidad extrema. Según el Banco Mundial, Guatemala es la economía más grande de Centroamérica y, al mismo tiempo, se encuentra entre los países más desiguales del continente, con altos índices de pobreza, especialmente en las zonas rurales, que representan el 44% del país. En estas comunidades, 8 de cada 10 personas viven en la pobreza.

Nicaragua, por su parte, no corre mejor suerte. Este país continúa siendo uno de los menos desarrollados de América Latina. Las áreas rurales se llevan la peor parte, ya que concentran el 80% del total de la población pobre del país que vive en comunidades donde faltan todo tipo de servicios básicos (salud, educación…) y donde es muy complicado desarrollar actividades económicas estables.

Frente a esta situación, desde CODESPA trabajamos para dotar a la población rural de las herramientas necesarias para que puedan, por sus propios medios, progresar y mejorar sus vidas y las de sus familias. Uno de estos instrumentos son las Unidades de Autogestión Financiera (UAFs), a través de las cuales 4.554 campesinos han podido acceder a 25.000 créditos para financiar sus producciones y pequeños emprendimientos.

“Una UAF es un grupo de personas a las que estamos formando en las comunidades rurales de Guatemala y Nicaragua, con el objetivo principal de enseñarles a gestionar aspectos financieros y que, en el plazo de un año y medio o dos años, estos grupos se constituyan en una cooperativa”, explica Serapio Reyes, nuestro responsable del convenio de microfinanzas en Centroamérica. Estas unidades comunales posibilitan el préstamo de dinero entre sus miembros, lo que les permite invertir en semillas y nuevos materiales.

Además, los beneficios que obtienen los participantes de las UAFs acaban extendiéndose al resto de sus vecinos porque se contempla un desarrollo comunitario en ámbitos como salud, educación, medioambiente… De esta forma, la actividad de estas agrupaciones contribuye a mejorar la vida de sus miembros, de sus familias y del resto de la comunidad, multiplicando exponencialmente sus efectos positivos.