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“Si pudiera pedir un deseo… sólo pediría acabar el curso, tener una máquina de coser y ganar mi propio pan”

Ella es Gentinne, nació en Kichanga, cerca de Goma, una pequeña comunidad en Kivu Norte, en República Democrática del Congo. Solo tiene 17 años, cuando hablas con ella, a pesar de que sus palabras transmiten ganas de seguir hacia delante y alcanzar sus sueños, su voz tiembla al recordar ciertas partes de su todavía corta vida.

Su mirada es triste, pero se intercambia con continuas sonrisas cuando empieza a hablar de su futuro. Al hablar con ella comprendes la importancia de seguir ayudando y no abandonar ciudades como Goma, donde se encuentra ahora mismo.

Hasta no hace mucho Gentinne vivía con su madre y sus cinco hermanos. Ella te cuenta que tenía una vida normal, posiblemente su día a día se aleja mucho de lo que nosotros llamamos ‘normalidad’. En solo unos meses todo cambió, se quedó embarazada y su familia le rechazó.

Se vio obligada a abandonar su hogar y vivir en la calle. Allí enfermó y todavía embarazada, se econtraba muy sola. Pero todo cambió, tuvo la oportunidad de conocer el Centro Don Bosco, en Goma, y entrar a formar parte del programa Maison Madame Margueritte.

Maison Madame Margueritte, un lugar seguro para las mujeres

Si sueles leer nuestro blog ya conocerás este programa. Estamos impulsándolo desde 2010. En la casa hay 23 mujeres internas, aunque por su edad podemos decir que son niñas, y 15 bebes. Todas ellas son madres que provienen de situaciones de extrema vulnerabilidad. Además, también acuden 35 mujeres que reciben apoyo psicológico o formación en talleres, para en un futuro ser independientes.

Gentinne es una de estas 23 mujeres. Durante un año recibirá formación profesional en alguna de las líneas que ella prefiera: corte y confección, arte culinario o peluquería y estética. Además, se imparten conocimientos básicos de matemáticas y alfabetización, para en un futuro poder gestionar sus presupuestos o estimar los beneficios.

“Ahora estamos aprendiendo matemáticas, nos enseñan a leer y podemos aprender un oficio, yo he elegido costura. Si pudiera pedir un deseo… sólo pediría acabar el curso, tener una máquina de coser y ganar mi propio pan.”

El día a día, en el Centro Don Bosco, transcurre entre clases de formación y momentos para estar con sus hijos y sus compañeras. Sin embargo, el apoyo psicológico también es parte fundamental. Gentinne todavía teme por su futuro y el de su pequeño bebé, necesitan alguien que les apoye.

Sabe que cuando deje el Centro Don Bosco deberá trabajar en la profesión que está aprendiendo y liderar su vida. Ha comenzado a volver a hablar con su madre y sus hermanos y desea vivir cerca de ellos, pero priorizará vivir donde encuentre un trabajo.

Desde el Centro Don Bosco y CODESPA, queremos que mujeres como Gentinne puedan volver a sus comunidades, una vez finalizado el curso. Deben lograr ser independientes social y económicamente. Y aunque su voz todavía tiembla cuando habla, ya está comenzando a reconocer todo lo que puede lograr.

Tú puedes convertirte en la oportunidad que mujeres como Gentinne necesita, dona.